16 de abril de 2009

SECTAS RELIGIOSAS, OVNIS Y EXTRATERRESTRES CON RAYOS Y TRUENOS

El fenómeno OVNI, de los objetos volantes no identificados y por ende el de la posibilidad de la existencia real de seres extraterrestres, de habitantes de otros planetas, sistemas solares o galaxias es un asunto que ya, desde que tuve conocimiento de ello en mi adolescencia y primera juventud, me ha interesado.
Creo que los barruntos de estos temas considerados como fabulosos o fantásticos y, por lo menos en mi reducido ambiente vivencial de entonces, comenzaron con la lectura apasionada de aquellos comics, "tebeos" les llamábamos nosotros la chiquillería, cuales los de un Carlos el Intrépido del que apenas he tenido más información posteriormente y, sobre todo del no menos fantástico Flash Gordón y sus aventuras que parecían no tener fin en el planeta Mongo.
Leía yo con mis hermanos y una gran avidez aquellas formidables peripecias del rubio héroe y sus acompañantes que en diferentes tipos de tebeos llegaban a nuestras manos, comprados con cierto sacrificio económico unas veces e intercambiados las otras con nuestros amigos de la infancia de entonces, en los años de la posguerra civil española y en plena conflagración mundial, cuando circunstancialmente residimos la familia nuestra unos cuantos años en el pueblo montañés de Curtis, en la provincia de La Coruña.
A mis doce o trece años de edad nada sabía yo entonces de ovnis ni de posibles naves espaciales, ni siquiera de la posibilidad de viajar realmente a la luna. Pero, en cambio, si aprendí a viajar con la imaginación en aeronaves como aviones súper veloces a mundos lejanos intergalácticos o a otros infinitamente pequeños, contenidos en el interior de un átomo, de una moneda, todos ellos maravillosos.
Ya un adolescente e iniciando mi primera juventud leí con asombro, entre otros libros, la famosa novela de Julio Verne titulada "De la Tierra a la Luna" y comencé a conocer algo acerca de lo extraño e humanamente incomprensible de los ovnis que, parecía ser nos han estado visitando en todas las épocas de la Humanidad. Creo recordar ahora que, por tales etapas juveniles un buen día leí concretamente en la revista cubana "Carteles" un trabajo, para mí impresionante, del estudio realizado sobre los textos bíblicos que relatan lo del carro de fuego que arrebató al profeta Elías y hacen descripción del Arca de la Santa Alianza del pueblo hebreo con su dios Jehová, afirmándose que el tal carro fue sin duda un platillo volante, un verdadero vehículo manejado por seres extraterrestres y que el Arca era nada más ni nada menos que un potentísimo acumulador de electricidad estática, de energía.
Por cierto que buscando algunos datos entre mis fichas para escribir el presente comentario me encontré uno, manuscrito, con la caligrafía peculiar de mi hermano gemelo Fernando en la que se decía que quien bautizó a los platillos volantes fue un hombre de negocios de Boise, en Idaho, USA. que el 24 de junio de 1947, a las dos de la tarde volaba en su avioneta particular desde Chealis a Yakima, en el estado de Washington y vio unos destellos enfrente de sí que le llamaron la atención, pudiendo observar una hilera de hasta nueve objetos brillantes y como metálicos sobre los picos nevados de las montañas que estaba sobrevolando y que tenían forma de discos, pareciendo estar como unidos entre ellos por algo invisible para él, que oscilaban ligeramente y cambiaban de rumbo de forma simultánea, calculando que la velocidad de aquellos objetos sería entre los dos mil kilómetros hora y que aparentaban ser de unas dimensiones aproximadas a un avión DC-4, conocido por nosotros como el Douglas C.54 cuatrimotor. Al declarar el observador del extraño fenómeno lo que había visto describió a los objetos como formados por dos platos unidos por su parte cóncava, como ai fuesen unos "platillos volantes".
Pues bien; siguiendo con el tema inicial, diré que algunos años más tarde, sí, ya me aficioné a leer todo cuanto cayera en mis manos tratando del fenómeno OVNI y, como consecuencia directa, de los seres extraterrestres, de la posibilidad de vida en otros planetas o galaxias. De hecho, tengo en mi biblioteca particular unas cuantas obras de especialistas en el tema cuales Antonio Ribera, Rafael Farriols, J.J. Benítez, Vicente-Juan Ballester Olmos y Juan A. Fernández Peris, Peter Kolosimo, Jaques Bergier, Frank Edwards, etc.; y de ciencia-ficción sobre lo mismo, cuales los de Asimov, Clark, Spielgel, por citar a alguno de los más conocidos.
En cuanto al cine del género mis películas favoritas son, indudablemente las de mi admirado Stephan Spielgel "Encuentros en la tercera fase" y "ET." de las que tengo también las novelas correspondientes, además de otras de su serie de cortometrajes. Y en televisión, la serie de "La guerra de las galaxias" y otras parecidas.
Es decir; que sin ser ni sentirme un "ufólogo" al uso, soy de las personas que creen en los ovnis y en la posibilidad de la existencia de seres extraterrestres, de que muy bien pueda haber alguna forma de vida fuera de la Tierra.¿Por que vamos a ser tan arrogantes para pensar que en el universo, en donde no somos más que como una arenita en la inmensa playa, una estrella entre las miríadas que tachonan el firmamento, no pueda necesariamente haber vida inteligente como la nuestra o más perfecta si cabe?...
Lo cual antedicho, no es óbice para que, no obstante me muestre bastante crítico a la hora de juzgar toda posible noticia de avistamientos de esos objetos volantes no identificados y, desde luego más bien incrédulo cuando se informa de hipotéticos contactos con seres de fuera de la tierra, que hasta ahora no se han podido confirmar con certeza y seguridad.
Hace algún tiempo, en el transcurso de una sesión de hipnosis desarrollada tan solo para mí, intentando romper mi escepticismo al respecto, a través del hipnotizado habló por unos momentos quien se anunció como habitante del planeta Ummo y que ya en ocasiones anteriores conectara con el hipnotizador diciendo que era uno de los tripulantes de una nave que patrullaba cerca de la tierra. Ciertamente oí allí algunas palabras dichas en un castellano muy rígido pero que se entendía, que parecían salidas a través de algún conducto metálico y que a mí me parecieron de momento como las de un ventríoloco con frases de amistad, de hermanamientos y bondades. Aún no sé ahora mismo, si hubo algo de verdad en lo que presencié y oí allí o si, lo que se pretendió fue tomarme el pelo, como vulgarmente se dice.
Por otra parte, prueba de que me interesa el tema es que yo, una vez "Vi un OVNI", cuya interesante experiencia ya he relatado en su día en algún artículo en la prensa y una que otra revista. Lo vi,... filmado en una película tomada con vídeo familiar, pero que tanto a mí como a otros espectadores, entre los que estaba también el hipnotizador más arriba citado, después de visionarla una y otra vez nos convenció de su veracidad. La fotografía, el fotograma que aquel día se me obsequió, o lo he perdido o alguien ha hecho que lo perdiera, pero conservo fotocopias de la portada de una revista especializada en la que apareció aquel objeto volante no identificado que sobrevoló la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria hace unos años.
Otra muestra de mi interés, es que he tenido durante muchos años la costumbre de recortar y guardar cualquier tipo de suelto periodístico o noticia en la que se informe de esta materia. La última es una que hace muy pocos días recogí en la que se dice que el científico ruso Boris Radiónov catedrático de Microfísica y Cosmofísica del Instituto Estatal de Ingeniería y Física sitúa en una luna de Júpiter la base de partida de los pilotos de los ovnis que nos han estado visitando, asegurando que se trata de los componentes de una civilización "antiquísima" y muy avanzada tecnológicamente. Añadiéndose que en una de las imágenes de las fotos transmitidas por la sonda estadounidense Galileo y publicadas, que el profesor consiguió acercar a la resolución récord de nueve kilómetros de altura, se distinguen contornos de lo que él define como tuberías, túneles y cúpulas esféricas y que, además, en la foto se advierte con claridad que las líneas que antes se consideraban eran fisuras en la superficie, en realidad se cruzan a diferentes alturas como en un nudo de autopista.
No soy, no me considero precisamente un escéptico en la materia de ovnis y extraterrestres, aunque, dado lo hasta ahora intrigante y esotérico de la misma, procuro ser lo más objetivo posible en cuanto a ella se refiera.
Y todo esto viene ahora y aquí a cuento, porque, en estos días pasados, en la isla de enfrente, que para nosotros en Gran Canaria es la de Tenerife, se ha dado un caso al respecto muy peculiar. La policía, debidamente alertada acaba de abortar lo que tenía todo el aspecto de que se preparaba un estremecedor suicidio colectivo, que debería de producirse en la fecha del 8 de enero de este año, es decir, hace escasamente una semana y que tendría por escenario a Las Cañadas, los Llanos de Ucanca, casi al pie del cono volcánico del pico Teide, la mayor altitud de España con sus tres mil setecientos diecisiete metros. Según luego se supo tenían proyectado el realizar la acción los treinta y pico componentes, incluidos varios niños de corta edad, de una de esas sectas de adeptos a esotéricas religiones de las que parecen proliferar en estos últimos tiempos y, supuestamente, bastante numerosas por estas islas Canarias.
Por ejemplo y por lo que difunde estos días la prensa canaria es en la isla de Tenerife por donde, entre otros no tan conocidos, opera o se mueve un conocido como "Movimiento Raeliano" dirigido por un Joel Guerreiro (¿?) y organizado a nivel mundial por el periodista francés Claude Vorilhon que ha adoptado el nombre de "Rael" con el significado de "el último mensajero" y que se dedica principalmente a difundir por toda la tierra ciertos mensajes emitidos por habitantes de otros mundos que se ofrecen a clonar humanos y al mismo tiempo otro servicio de "insurreccione" por el cual se aseguran las células de adultos y niños vivos ante riesgos imprevisibles; defendiendo que la vida eterna existe y que los terrícolas nos estamos aproximando a quienes según ellos serían nuestros creadores, los extraterrestres, de los que afirman que hace unos veinticinco años se están poniendo en contacto con sus dirigentes.
Pero, volviendo a la secta esa seudo religiosa que a lo que parece, por más que ahora lo nieguen algunos de sus dirigentes, proyectaba el supremo sacrificio de un suicidio colectivo de todos sus miembros al pié del pico Teide y el día 8 de enero, justo a las 8 horas, según las denuncias, es la instigadora y jefe espiritual del grupo la psicóloga de "alto standing", la alemana Heide Fittkau-Garthe, de 56 años de edad que, según su declaración, está dada de alta en la Seguridad Social española como conferenciante y posee por tierras tinerfeñas, además de una hermosa finca alquilada en las afueras de Hamburgo en Alemania, una amplia casa vivienda en el santacrucero barrio de La Salud, un apartamento alquilado y una finca en el término municipal de Arafo y es dueña de hasta cuatro coches, además de titular de varias sustanciosas cuentas bancarias.
Esta mujer afirma mantener una especial relación con la celestial "madre Aida"o "madre Aida del cielo" que representa una energía divina puesto que Dios está detrás de todo, aunque con una especial configuración; y que la tal "madre celestial" es la que últimamente le ha comunicado a ella el mensaje de que "la tierra sufrirá muy pronto una gran transformación, una catástrofe, a raíz de la cual se destruirán los cuerpos terrenales", y para la cual da dos fechas, primero la del 8 de enero y la otra que no se le ha especificado todavía. Y consecuencia de ello, en la primera de dichas fechas una nave extraterrestre pasaría en la fecha y hora indicadas a salvar únicamente al grupo de adeptos que eran los elegidos, recogiendo sus almas, una vez que voluntariamente se hubiesen separado de ellas los cuerpos, para lo cual tenían que estar todos ellos dispuestos en Las Cañadas del Teide, porque, por ser el sitio a tal altitud, no iban a llegar allí las aguas revueltas de la catástrofe que ocurriría acto seguido. Operación que a mí, cuando leí la noticia me hizo recordar, no sé exactamente por que, a una de las escenas apocalípticas de la desaparición de la tierra bajo las aguas que Julio Verne describió en su novela, de las menos conocidas suyas, titulada "El eterno Adán" y que quienes la hayan leído entenderán lo que quiero decir.
Operación macabra que fue providencialmente abortada por la policía, tan solo unas horas antes de que se llevase a efecto.
Por más que me haya llamado todo lo que antecede la atención y por eso lo he escrito aquí, estimo que no merece más comentario de mi parte el hecho en sí, uno más de los que protagonizan de cuando en cuando estos seres a quienes algún listillo les sorbe el seso y que a veces, en un flagrante contrasentido, reniegan de la religión, sea cristiana, musulmana, judía o budista por ejemplo, protestando por cualquier tipo de obligaciones o deberes que se les impongan, alegando siempre que así se coartan sus libertades; y con la misma se hacen sectarios, adeptos afiliados a ese otro tipo de obligación que los anula como personas, que los ata y convierte en entes despersonalizados, como si fuesen zombis.
No obstante si deseo dejar como colofón, reflejada mi impresión acerca de un fortuito hecho que aparentemente está ligado al tema y que no es más que una especie de consideración pura y simple de algo que logró llamar mi atención más de lo normal, al menos por unos breves momentos.
En estas islas Canarias, en las que el clima es por lo general tan bonancible que ha motivado en el pasado el que se designe al archipiélago y más concretamente a Gran Canaria, además de "Continente en miniatura", como "el país de la eterna primavera". Pues de tan bonancible , a veces, como en regulares ciclos que se alternan y por causas precisamente climatológicas y de la meteorología, se pasa realmente el dicho clima. Hace no se cuantos meses que no llueve sobre la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria; que el cielo, si no con la clásica "panza de burro" veraniega, permanece límpido, ausente de nubes y no hay ni viento y la mar cercana se conserva en calma bonancible. Tan solo alguna vez, muy de cuando en cuando, algunas nubes de aspecto algodonoso, pasajeras, dejan caer discretos gruesos goterones por unos instantes, arrecia con ello el calor, y nada más.
Pues, en la dichosa fecha del ocho de enero pasado, alrededor del mediodía, un toldo de grisáceas nubes, unas compactas y oscuras y otras más algodonosas y claras, de cúmulos" que se movían en rápidas oleadas al empuje de las rachas del viento allá arriba, desfilaban amenazantes de soltar la lluvia sobre la urbe. Y, después de algunos relámpagos zigzagueantes de lívidos resplandores resonaron con fuerza unos cuantos potentes truenos como heraldos anunciadores de previsible tormenta y posible y ansiada descarga de lluvia.
Yo, como observador del fenómeno atmosférico, me encontraba dando el habitual paseo de después de comer, recomendado encarecidamente como obligatorio por el doctor endocrino que actualmente está tratándome en efectiva cura de adelgazamiento. En la mitad aproximada de la calle de Henry Dunant con su confluencia con la de Juan Rodríguez Quegles a su principio, al otro extremo de donde es mi domicilio. Desde allí, allá al fondo, entre boques de viviendas y azoteas en las que destacan las antenas de la televisión, se puede contemplar un trozo del Muelle de atraque Reina Sofía, del mar y de la línea del horizonte del este. Observé, pese a la distancia, que el mar parecía agitado y una bruma tenue pero persistente limitaba sobre él la visibilidad.
Y sobre mi cabeza, como acabo de decir, en un espectáculo llamativo, el conglomerado de nubes en todos los tonos grises posibles, plomizas y amenazantes, de entre las cuales seguían de cuando en cuando brotando en centelleante zigzag unos relampagueantes rayos, seguidos casi al unísono por retumbantes truenos.
La verdad es que el espectáculo, no usual aquí, tal como yo lo observé duró muy poco y la tormenta, si es que se preparaba para descargar, no lo hizo y se fue alejando y con ella, más espaciados, los relámpagos y los truenos. Y, como tantas otras veces, no llovió.
Por un momento absorto, allí inmóvil en la esquina de mi calle, no pude menos de evocar vívidamente la grandiosa escena culminante de la película de Spielberg "Encuentros en la tercera fase" cuando una enorme y extraordinaria nave extraterrestre va a aterrizar en un lugar convenido para contactar sus tripulantes con los humanos que abajo, expectantes, esperan. Quien haya visto la película y la recuerde, entenderá perfectamente lo que quiero decir. Y por un momento, por un solo instante asocié lo que la alemana dirigente de la secta de Tenerife acabada de disolver profetizara a los suyos, según la "Aída" o "madre celeste".
Pero, como era de esperar, no hubo nada. Ni se acabó el mundo, ni hubo suicidios colectivos ni surgió de entre las nubes aquella nave que cual bíblico carro de fuego de Elías debería de recoger a los cuerpos muertos de los últimos supervivientes, valga el contrasentido, de una extraordinaria catástrofe que no sobrevino.
Todo fue una pura y simple, pero curiosa coincidencia. Y nada más.
Carlos Platero Fernández
Las Palmas de Gran Canaria, enero de 1998.
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