24 de septiembre de 2008

EVITA DUARTE EN CANARIAS
(Anécdotas de su llegada, fugaz estancia y partida)
por Carlos Platero Fernández

Dicen las biografías al uso que de ello se han ocupado, que María Eva Duarte, dama argentina, nació en la localidad de Los Toldos en 1919 y falleció en la ciudad de Buenos Aires en 1952. Hija de unos emigrantes españoles de condición modesta, se trasladó siendo muy joven a la capital bonaerense donde trabajó durante algún tiempo como cantante de cabaret, actriz de teatro y figuranta de cine. En aquel ambiente conoció al coronel Juan Perón con el que se desposó en el año 1945, siendo él entonces secretario de trabajo y Previsión Social y ella supo defender con ardor y entusiasmo la política obrerista de su marido desde los micrófonos de Radio Belgrano y cuando en junio de 1946 él, elegido por el pueblo inició su mandato presidencial ella colaboró firme con el Gobierno sobre todo por medio de una fundación de ayuda social que llevó su nombre. En 1947 Eva efectuó un triunfal viaje por Europa, pasó por las islas Canarias y en la península Ibérica recibió el homenaje y agradecimiento de las más altas jerarquías del Estado de entonces, con el general Francisco Franco a la cabeza por no haberse sumado la Argentina al bloqueo diplomático decretado por la ONU contra el Gobierno de Madrid. Eva Duarte de Perón, aprovechando su popularismo entre el pueblo argentino, que la adoraba, trató de presentar su candidatura a la vicepresidencia de la nación en las elecciones de 1951, pero no llegó a hacerlo pues atacada por la leucemia, su muerte fue un duro golpe para el régimen peronista. Escribió un libro autobiográfico que tituló "La razón de mi vida", publicado en 1951, que tuvo una gran acogida entre el público de la época. Su cuerpo embalsamado y momificado sufrió posteriormente algunos ingratos avatares, hasta que su recuerdo se ha ido esfumando en el tiempo.
En las generaciones actuales, si se le evoca alguna vez es más bien por la famosa ópera "Evita", con algunos trozos musicales muy pegadizos al oído y que hace unos cuantos años se vertió al cine en una discreta película protagonizada por la cantante norteamericana Madonna y el español Antonio Banderas.
Y todo esto lo he evocado yo en estas pasadas fechas porque, como suele ocurrir con bastante frecuencia, hace unos días me llamaron por teléfono de una emisora de radio, esta vez y ya van varias, era la joven periodista Elena Falcón, de la emisora Onda Cero de la SER en Tenerife. Por cierto que, valga aquí el inciso, en esta faceta de "es usted el que más sabe de Canarias", de que es sabido que poseo una buena cartera como documentalista e investigador de la cosa canaria, se me suele llamar más de la prensa y de la radio y aún de la televisión de la isla hermana que de esta misma localidad grancanaria donde resido desde hace más de medio siglo y necesariamente se me conoce mejor y se sabe de mi existencia. Por algo será; y cierro el inciso.
Se me preguntó si yo podría comentar algo en un programa que estaba a desarrollarse sobre Eva Duarte de Perón y su estancia en Canarias.
Pues sí, hube de contestar. Ciertamente, entre mis muchas fichas conservo una con algunas notas, dedicada a la tal efeméride. Así fue que, además de facilitar a la locutora algunas direcciones de contacto para el tema como por ejemplo la de la Residencia en que se acoge mi veterana compañera de tareas laborales en Gando Dora martín, que por aquel entonces era regidora de Coros y danzas de la Sección Femenina o algo parecido y la de un veterano periodista, escritor e historiador como Miguel Jiménez Marrero que en su tomo II de su interesante obra "Crónica de medio siglo (1931-1961) hace referencia al tema. Dora si atendió el requerimiento de la citada emisora, aunque al periodista parece ser que no lograron localizarlo y fue suplido por el actual Cónsul de la Argentina en Canarias.
La improvisada reducida tertulia radiofónica con el tema de la visita de Eva Duarte de Perón a Canarias se desarrolló con duración de cerca de una hora de amena charla entre los contertulios y la ya citada moderadora Elena Falcón, esta misma mañana de 25 de abril de 2001 y en ella yo aporté los comentarios que tomados mayormente en su día de la prensa local de la época y de algunas informaciones orales recabadas asimismo años ha, fueron los siguientes:
Eva María Duarte de Perón, primera dama argentina llegó al aeropuerto internacional de Gando, en Gran Canaria, el domingo día 8 de junio de 1947, alrededor de las nueve de la mañana y procedente de la localidad, entonces colonia española africana de Villa Cisneros, donde había hecho escala técnica el avión de Iberia, un Douglas DC-4, en vuelo de Argentina a España y al que seguía o acompañaba uno de características similares perteneciente a la Flota Aérea Mercante Argentina, escoltados ambas aeronaves por dos escuadrillas de aviones de caza, los "Fiat 32" reliquias de la pasada contienda nacional y que habían despegado del adjunto aeródromo de gando para tal fin.
En la prensa grancanaria, creo que en el periódico "Falange" de aquel día primaveral apareció publicado un madrigal de bienvenida a la egregia dama argentina que decía : Desde la tierra argentina / en Pegasso volador / con embajada de amor / vuela una flor peregrina. / Al ver su frente inclina / y extiende su capa el sol / nimbando en vivo arrebol / a la flor embajadora... / Así es España, Señora / y el caballero español., que tanto le gustó a la periodista cuando se la leí en la conversación previa a la tertulia, que lo copió literalmente y luego fue muy bien declamado el poema; que me figuro debió de salir de uno de aquellos poetas o escritores y periodistas locales cuales Luis Benítez Inglott, Luis Doreste Silva, Pedro Cullen del Castillo, Ignacio Quintana Marrero, Eduardo Carque Gil, Bernardo Doreste Medina, Antonio de la Nuez Caballero y el sacerdote Juan Alonso Vega que por la fecha publicaban sus comentarios alusivos en "Falange", "Diario de Las Palmas" o "La provincia" entonces me parece que vespertino.
Acompañaban desde las tierras continentales africanas a Evita el ministro de Asuntos Exteriores Alberto Martín Artajo y el general Franco Salgado, siendo recibida en la isla por el Capitán General de Canarias teniente general García Escamez, los gobernadores civiles de Tenerife y las Palmas y los alcaldes de Las palmas de Gran Canaria y de la ciudad de La Laguna tinerfeña.
A los pocos momentos de su arribada, Eva Duarte saludó a todos a través de los micrófonos y altavoces instalados al efecto con el expresivo mensaje, dada su defensa denodada del feminismo entonces aún poco activo: "Envío un abrazo a todas las mujeres españolas. Yo les traigo un mensaje de amor y de paz.¡Viva España!". Y aún añadiría luego, después de pasar revista a la tropa que le rendía honores y saludar a la bandera española: "¡Que emoción tiene esta bandera para mí!".
Curiosamente, me encontré en las referencias periodísticas, con que la entrada en la ciudad, la primera dama argentina y sus acompañantes efectuaron su entrada en la ciudad palmense por la carretera del Centro o de Tafira pues junto al famoso "árbol bonito" cercano al colegio de religiosas salesianas, Eva Duarte pasó a ocupar un coche descubierto adecuadamente engalanado para la ocasión. Y la comitiva, siempre aplaudida por una ingente multitud efectuó su recorrido pasando por la plaza de Santa Ana ante la catedral y las calles de Obispo Codina, Muro, principio de General Bravo, Malteses, Triana, Parque de San Telmo, Venegas, Plaza de La Feria donde se dió la vuelta retornando por León y Castillo hasta subir Bravo Murillo y hacer un alto en el edificio del Cabildo Insular, en cuyo interior se había habilitado una transmisión telefónica con Buenos Aires, por lo que Evita pudo hablar por unos minutos con su esposo el presidente. Del hecho surgió luego aquel episodio humorístico que se estuvo contando por algún tiempo, que decía que Juan Perón le dijo al final del diálogo mantenido entre ambos aquello de: "Saluda muy efusivamente de mi parte al General Franco, a su digna esposa y al pueblo español", que terminó con un "Y vos Evita besos y abrazos", sin la coma prosódica y ortográfica que debería de llevar.
A la salida del palacio del Cabildo Insular, de entre la multitud que la vitoreaba y aplaudía se destacó una anciana con dos niñas pequeñas que le ofrecieron a Eva Duarte unos ramos de flores que ella agradeció vivamente emocionada.
Luego el cortejo continuó por las calles de Pérez Galdós, plaza de San Bernardo, General Bravo, Muro, Puente de Piedra y Obispo Codina hasta la Catedral a cuyas puertas le aguardaba la curia isleña con el obispo Pildáin al frente, que Saludó muy afectuoso a la gentil dama. Allí sucedió la anécdota de que como quiera que Eva Duarte dejase inadvertidamente su gran sombrero o pamela con que se tocaba en el coche, una joven de las que componían el grupo folclórico que la recibía con sus canciones y bailes, le facilitó gentilmente su velo, velo que ella devolvió con frases de agradecimiento; no una mantilla canaria como se especuló luego, pero que bien se observaba que no fue así viendo unas fotos de la época, en tanto aquel fausto día se oía misa en la susodicha catedral. Al sagrado templo, Eva Duarte de Perón, accedió bajo palio, agasajo destinado por la iglesia entonces tan solo muy de cuando en cuando a algún destacado personaje y que, precisamente dos escasos años más tarde, el mismo obispo Pildain negó al mismísimo Jefe del Estado General Franco cuando a su vez visitó de forma oficial las islas Canarias. Las varas del palio, en aquella ocasión fueron portadas por el Ministro, el Capitán General, los dos gobernadores civiles y los dos alcaldes capitalinos y demás destacadas autoridades asistentes.
Sobre el medio día, la primera dama argentina y todo su séquito regresaron a Gando por donde habían venido siendo saludados todos con cierto júbilo y un mucho de novelería por el público que se aglomeraba en los bordes de la carretera y en las aceras de las calles de los lugares habitables que cruzaban como Tafira, Marzagan, Jinamar y Telde.
Ya de nuevo en el coquetón y recientemente inaugurado aeropuerto de Gando se almorzó en las instalaciones hoteleras de que allí se disponía y en el transcurso del banquete se sucedieron los discursos, los brindis y los obsequios de artículos de artesanía canaria, animado todo el evento por una rondalla de coros y danzas, a la cual dió al final como propina la misma Eva la cantidad de unos mil pesos argentinos que entonces tenían su valor.
A las dos de la tarde, en el mismo avión de las líneas aéreas Iberia y con el mismo protocolo que por la mañana partió la esposa del presidente argentino con destino a Madrid en donde iba a ser recibida a pie de escalerilla por el Jefe del Estado español y esposa.
En Canarias, como huella más inmediata y destacada del paso de Eva Duarte de Perón, el mismo día de su corta pero activa y movida estancia llegó al Puerto de La Luz el vapor argentino "Río de Santa Cruz", de unas tres mil y pico de toneladas, que antes de proseguir ruta hacia Italia con un cargamento de una partida de latas de atún en conserva dejó aquí casi quinientas cajas embaladas con carne de tocino y exactamente 6.414 sacas de carne seca de la Argentina, que habrían de seguirse con otros cargamentos de lo mismo y de harina de maíz, de jabón común y otros artículos de primera necesidad, generosa aportación del pueblo argentino al pueblo canario, al pueblo español hermano.
Por otra parte y haciendo que coincidiese con el mismo motivo, al siguiente día 9 de junio salió del Puerto de La Luz con rumbo a La Gomera "El Gaucho", un yate argentino de 28 toneladas que desde la isla colombina iba a iniciar viaje transoceánico de recorrido de unas 3.000 millas hasta la isla caribeña de San Salvador, siguiendo con ello la Ruta de el Descubrimiento.
abril de 2001

o0o

No hay comentarios: