24 de septiembre de 2008

CUANDO SE DIJO “¡HÁGASE LA LUZ!” EN LAS PALMAS
(algunas notas sobre los principios del alumbrado eléctrico público, primero de petróleo, en Las Palmas, Gran Canaria)
por Carlos Platero Fernández

Yo he leído en alguna parte, u oído a alguien que ahora mismo no recuerdo (¿acaso en unas "Noticias" de Juan Zamora, cronista que fue de la ciudad aruquense, o de viva voz oído a mi buen amigo el cronista actual Pablo Policarpo de Jesús Vélez?) quien fue, que la primera localidad de Gran Canaria que se iluminó con la luz eléctrica de servicio público fue la de Arucas allá por el año de 1894 y concretamente en el conocido ya entonces como Ingenio de San Pedro y que quien dirigió los trabajos de instalación fue el ingeniero Francisco Pons traído exprofeso de la Costa Brava. Aunque supongo que a aquellas instalaciones deberá en realidad de considerárselas como de un servicio estrictamente particular, para las instalaciones del citado ingenio de caña para confeccionar el ron.
Sea como fuere, aquella novedosa instalación eliminó por fin a los tétricos y antañones faroles de "belmontina" o "pretóleo", como se le decía entre el pueblo.
En el mes de junio de 1899, parece ser que exactamente por la tarde del dìa 10, dos años después de la llegada del cinematógrafo a las Palmas de Gran canaria, se inauguró la primera fábrica de Electricidad de la ciudad que entonces estaba regida por el alcalde de la Restauración o, mejor dicho, de la Regencia Fernando Delgado Morales que lo era en segunda ocasión, desde el 27 de julio de 1898 y llegaría en el cargo al menos hasta el año siguiente o, según algunas informaciones hasta el 19 de abril de 1901. De este alcalde se cuenta con respecto a esto de la inauguración de la luz eléctrica o alumbrado público en la ciudad, que estaba tan entusiasmado y emocionado en el momento de conectar la palanca o interruptor que iba a obrar el milagro de iluminar las noches palmenses, que al accionarla y gritar un estentóreo y vibrante "Flash lux", mejor un "¡Hágase la luz!", el artilugio se rompió; aunque, el percance fue subsanado de inmediato y, desde luego, la luz se hizo.
La primitiva y un tanto rudimentaria instalación de aquella inicial fábrica de la luz debió de consistir esencialmente en una dinamo accionada por un motor impulsado por gas pobre; algo parecido a lo que ya estaba en funcionamiento en Santa cruz de La Palma.
Uno de los prohombres que más denodado trabajó en el empeño progresista de instalar la luz eléctrica en Gran Canaria fue el isleño Eusebio Navarro Ruiz, que había estudiado en parís durante varios años y que falleció joven, a los 45 de edad. Era hermano del médico y cronista oficioso más que oficial Carlos Navarro Ruiz, al que como reconocimiento de sus méritos contraídos, la alcaldía recordó y honró a título póstumo dándole su nombre a una calle de Los Arenales, muy próxima a la Plaza de La Feria, en donde se alzó la primera fábrica de electricidad de Las Palmas de Gran Canaria, cuya fachada con su pórtico de frontón neoclásico y su elevada chimenea de ladrillo han sido recogidas en viejas fotografías, localizada justo por detrás de donde ahora se alza el palacio del Gobierno Civil.

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