1 de mayo de 2010

Algo de RAPSODIAS y rapsodas (por ejemplo: yo en mis tiempos mozos)

Por Carlos Platero Fernández



Ser o no ser.-

"Existir o no existir, esta es la cuestión", decía Hamlet, creyéndose solo en una de las salas del castillo medieval de sus padres, en tanto que la bella y muy luego desdichada Ofelia, su jovencita amada, leía algún apergaminado libro en el otro extremo de la estancia y escenario. Y proseguía el atormentado joven:

"¿Cual es más digna acción del ánimo: sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta u oponer los brazos a este torrente de calamidades y darles fin con atrevida resistencia? Morir es dormir. ¿No más? ¿Y por un sueño, diremos, las aflicciones se acabaron y los dolores sin número, patrimonio de nuestra débil naturaleza...? Este es un término que debían de solicitar con ansia. Morir es dormir... y tal vez soñar. Si, y ver aquí el grande obstáculo; porque el considerar que sueños podrán ocurrir en el silencio del sepulcro, cuando hayamos abandonado este despojo mortal, es razón harto poderosa para detenernos. Esta es la consideración que hace nuestra infelicidad tan larga. ¿Quien, si esto no fuese, aguantaría la lentitud de los tribunales, la insolencia de los empleados, las tropelías que recibe pacífico el mérito, de los hombres más indignos, las angustias de un mal pagado amor, las injurias y quebrantos de la edad, la violencia de los tiranos, el desprecio de los soberbios, cuando el que esto sufre pudiera procurar su quietud solo con un puñal. ¿Quien podría tolerar opresión, sudando, gimiendo bajo el peso de una vida molesta, si no fuese que el temor de que existe alguna cosa más allá de la muerte, aquel país desconocido, de cuyos límites ningún caminante torna, nos embaraza en dudas y nos hace sufrir los males que nos cercan antes que ir a buscar otros de que no tenemos seguro conocimiento?. Esta previsión nos hace a todos cobardes; así la natural tintura del valor se debilita con los barnices pálidos de la prudencia; las empresas de mayor importancia por esa sola consideración mudan camino, no se ejecutan y se reducen a designios vanos. (ADVIRITIENDO LAPRESENCIA DE SU AMADA) Pero... ¡La hermosa Ofelia! Graciosa niña, espero que mis defectos no serán olvidados en tus oraciones." Y así remató su soliloquio el príncipe que se hacía pasar por loco.

Aquel "Tubi o no tubi", muy macarrónicamente pronunciado, del desgraciado personaje shakesperiano, desde los tiempos de la adolescencia estudiantil, siempre me ha hecho pensar, cavilar sobre su significado, logrando que por lo menos haya yo llegado a conocer bastante bien, al menos, la trama de la obra y aún me arriesgue alguna vez a filosofar un tanto sobre lo que el autor inglés quiso decir con ello.

Resumiendo lo más posible lo que yo conozca sobre la vida y la obra de William Shakespeare por demás interesantes ambas, a pesar de persistir una especie de bruma en torno a su existencia, hoy en día ya se sabe que nació en la localidad del interior de Inglaterra conocida como de Strat-ford-on-Avón, "la tierra de Shakespeare" como actualmente asimismo se conoce a la comarca. Y fue un día 26 de abril: y que muy joven, a los diecinueve años hubo de casarse apresuradamente con su vecina la joven Anne Hathaway ya embarazada pues a los seis meses escasos tuvo, en 1583 a su hija Susana y en 1585 a los gemelos Judith y Hamlet; familia a la que muy pronto dejó el inquieto joven, trasladándose él a Londres que fue allí donde dio comienzo trabajando como una especie de factotum de una compañía de cómicos de la legua, haciendo de actor y autor dramático y contando tan solo 28 años de edad ya estuvo viajando muy pronto por todo el país y aún saliendo a fuera de Inglaterra cuando tuvo oportunidad, en animada "troupe", trabajando con su propia compañía teatral y casi siempre de forma regular en los teatros londinenses, el "Blackfriars" y "The Globe" que era de la compañía de los servidores del Lord Chambelán.

En los últimos años, no obstante se dedicó con mayor intensidad a su faceta de autor y fue cuando salieron las más destacadas obras de su fecunda y privilegiada pluma. Está documentado que en plena fiebre o inspiración, en la primera década del siglo XVII se retiró, rico y famoso a su pueblo de origen donde convivió con sus hijas ya casadas Susana y Judith hasta que falleció, en la cúspide de su gloria, a los 52 años de edad, el día 23 de abril de 1616. Curiosamente, según se dice, los mismos día, mes y año que en la Castilla imperial fenecía nuestro Príncipe de los Ingenios Miguel de Cervantes Saavedra.

Como actor, se sabe que estuvo interpretando a casi todos los personajes de su propio repertorio; por ejemplo, en "Hamlet" le encantaba el hacer el papel de la sombra del rey asesinado que se aparece a los soldados y a su propio hijo.

En cuanto a su extensa y variada obra escrita como poeta, como tragicómico o como dramaturgo, la primera que apareció en Londres firmada con su nombre fue la que comprendía el largo poema titulado "Venus y Adonis" en el año de 1593, seguida de "La violación (o el rapto) de Lucrecia" en 1594, dedicadas ambas a su mecenas y amigo Henry Wrioothesley, conde de Southampton; tiempo por el que compuso asimismo una serie de sonetos que, no obstante, no se publicarían al menos hasta unos cinco años más tarde.

Entre los años de 1589 y 1600, W. Shakespeare, en plena y fecunda fiebre creativa, escribió un promedio de dos obras dramáticas por año, aunque, a partir de la última indicada fecha fue reduciendo paulatinamente aquella especie de frenética actividad literaria, considerándose al efecto que debió de ser el drama "Enrique VIII", compuesto entre 1612 y 1613 y al parecer escrito en colaboración, por primera y última vez, la postrera de sus obras.

La tragedia de "Hamlet" fue compuesta seguramente entre los años de 1600 a 1601, como refundición de una antigua pieza escénica.

Pero, antes de proseguir, necesario es el indicar que, según opinión de algunos concienzudos críticos e investigadores de la obra shakesperiana antes de finales de aquel siglo ya se citó a un Hamlet trágico varias veces, encontrándose con un Hamlet que fue representado en 1594; y en 1596 en cierta obra se describía al demonio vagando con negras vestiduras, grave "y tan pálido como la sombra de Hamlet que tan lastimosamente gritaba en el teatro" pidiendo venganza. Según el traductor Astrana Martín, por el año de 1603 se representaba en los teatros de Alemania un drama traducido del inglés con el título de Hamlet precisamente, sugiriendo ello que algún otro autor dramático escribió el libreto antes que nuestro autor, del que éste quizás se inspirase, plagiándolo. Otros autores suponen, no obstante, que aquel Hamlet fue obra del mismo Shakespeare que lo escribió en 1598 y luego refundió en nueva versión definitiva del drama del príncipe danés.

Hamlet fue indudablemente una de las principales tragedias del extraordinario poeta y dramaturgo inglés, pasando a formar parte de sus seis más importantes que le hicieron alcanzar renombre, celebridad e inmortalidad. Aquel personaje mítico y fabuloso o real aunque arcaico o antiguo, de estirpe principesca cuya existencia se ha hecho remontar unas veces hasta mediados del siglo I de nuestra era y otras al siglo V de los remotos tiempos cuando no al X, en plena Edad Media o feudal europea, ha hecho derramar mucha tinta y sobre él se han escrito leyendas, poemas, tragedias y una ópera, además del inmortal drama shakesperiano.

Con el título original completo de "Hamlet, príncipe de Dinamarca", es clásica pieza teatral de la Edad Moderna en la que acontece en tiempos remotos feudales, en una indeterminada localidad danesa, el fantasma del difunto rey de Dinamarca se le aparece como una sombra a su hijo Hamlet y le invoca a que vengue su muerte, ocasionada alevosamente por su propio hermano Claudio que se ha casado con la reina Gertrudis, usurpando el trono. Hamlet, espantado, promete y proyecta justiciera venganza, lo que comunica a sus dos amigos de la infancia Horacio y Marcelo y simula haberse vuelto loco.

Ciertamente, según la crítica lo ha juzgado, el personaje del príncipe danés es como un espíritu metafísico en busca de una realidad segura y su mente conoce ya todos los recursos de una dialéctica propia de la época de quien escribe el libreto. Hamlet puede parecer un loco y él mismo tiene buena conciencia de ello y, por tanto, de ahí había de provenir la habitual actitud melancólica del personaje. Y, sin embargo, él no es un filósofo ni un mero contemplador de la vida que en su derredor discurre, por cuanto los problemas le son presentados con una necesidad práctica de acción puesto que debe de vengar como sea a su padre, al hermano del fratricida. Y, de tal suerte el "Ser o no ser" del razonamiento filosófico transciende a un plano moral político. El va a ser el vengador de su padre, de la honra familiar mancillada y obrará con grande y maquiavélica astucia. Sobre todo cuando consigue hablar a solas con su madre, a la que, arrepentida ella del daño que haya podido causar con su negligencia, el príncipe, con un sentimiento a la vez de piedad comprensiva, confiesa su estrategia y parte de sus proyectos justicieros más inmediatos. Ante su madre mata al servidor Polonio, que espiaba la escena y que es el padre de la hermosa Ofelia, virgen adolescente de la que el príncipe está enamorado. Ofelia es el personaje central femenino, ama a su vez a Hamlet y resulta ser el personaje shakesperiano en el que parecen estar encerrados todos los frutos de la inocencia, la gracia y la belleza núbil; criatura etérea y realista al mismo tiempo que constituye una clara representación del amor en sus varios aspectos, desde la devoción hasta la locura y que acaba resultando la víctima inocente de aquel sentimiento.

Intrigas, enredos, conjuras, perfidias, la locura repentina y el fallecimiento de Ofelia que enardece más la situación creada en el castillo, sepulcros con huesos y calaveras al descubierto, traiciones y duelos y, planeando siempre, la locura fingida, la locura real y la sed de venganza.

El final es de lo más tradicional y propio de este teatro clásico; el que tan bien supo en su día retratar en su parodia romántica "La venganza de Don Mendo" el comediógrafo Pedro Muñoz Seca a principios del siglo XX, en la que las traiciones, los enredos, las intrigas, los duelos y las muertes se suceden, con el consabido final en que, según expresión muy popular, muere hasta el apuntador.

Personalmente, yo he pasado en mi juventud muy agradables y plácidas horas leyendo gran parte de la bibliografía shakesperiana, en castellano naturalmente, sobre todo en aquellas versiones que procedían del buen quehacer del traductor Luis Astrana Marín, alguna de las que conservo entre mis libros. Y, claro está, recitando su monólogo del “Ser o no ser” con más entusiasmo que aciertos, esta es la verdad.

Todavía recuerdo lo que un buen amigo, profesor de literatura o filología inglesa me dijo en cierta ocasión al respecto y que, poco más o menos venía a decir que en la obra de William Shakespeare el verso endecasílabo destacó por su fuerza, su densidad, su registro melódico; la riqueza de las imágenes y del vocabulario que fueron inagotables y el estilo tan flexible se plegaba a la pluralidad de los temas y que en las buenas traducciones al español al convertirse en prosa poética no desmerecieron en nada.



Rapsoda, juvenil recitador de poemas.

Además de "Hamlet", en aquellos mis ya lejanos tiempos de lecturas a mansalva, apasionantes y a veces voraces y revestidas de cierto frenesí e impaciencia por conocer los finales de los temas, disfruté asimismo de la lectura de obras shakesperianas cuales "Romeo y Julieta", "Julio César", "Antonio y Cleopatra", "Macbeth", "Otelo", "El Rey Lear", Ricardo III", "Enrique VI" y "Los dos caballeros de Verona", "El sueño de una noche de verano", "La fierecilla domada" y algunos otros cuyos títulos ahora se me escapan. Pero, confieso que no todas me han gustado por igual y, realmente, a las que yo he prestado más entusiasmo y atención han sido a las de su ciclo del género de drama histórico dadas mis aficiones de siempre al tema y que, como ya dijo en su día un crítico, “a W. Shakespeare le permitieron recuperar el pasado nacional, exaltar la grandeza del presente de su época y aún meditar y hacer meditar sobre un futuro incierto pero que ya se anunciaba prometedor”. A algunas de estas obras citadas, además de leerlas, he tenido la satisfacción de poder verlas, más que en teatro, en algún teatrillo de provincias en todo caso, llevadas al cine y en televisión, en la pantalla grande y en la pantalla chica como vulgarmente se dice; claro está que con lo que ello supone y conlleva de alteraciones, omisiones, añadidos o cambios, a gusto de quienes las dirigen y también de quienes las interpreten.

Pero siempre, indiscutiblemente, de la producción literaria shakesperiana la que más me ha impresionado e interesado ha sido la de Hamlet, príncipe de Dinamarca.

Hubo un tiempo, en mi adolescencia y años mozos que, al igual que al indicado “Ser o no ser” memoricé otros trozos literarios en verso o en prosa cuales "Unha noite na eira do trigo" de Curros, "Adiós ríos, adiós fontes" de la divina Rosalía, "La canción del pirata" de Espronceda, "El Dos de Mayo" de Bernardo López, "El Piyayo" de Carlos de Luna, "La casada infiel" de Lorca, "La Nacencia" de Gabriel y Galán, "La desesperación" que se atribuye a Espronceda, "Antón y el eco" y "El conde Sisebuto" anónimos, los monólogos de Segismundo en "La vida es sueño" de Calderón de la Barca, "Noche de Reyes" de Carlos Arniches, el comienzo, solo el comienzo aquel de "En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho, etc."; “El regalo de los Reyes Magos”, “El navegante solitario”, “El último canto de la cigarra”, “Los zapatos” de mi cosecha y algún que otro trozo clásico o popular más para presumir de rapsoda en las reuniones de amigos y familiares.

Y, naturalmente, al hilo de lo que estoy diciendo, aquella primera página tan bella que empieza con: "Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Solo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro", de Juan Ramón Jiménez y que memoricé siendo joven para poder recitarlo de corrido cuando, al preguntárseme mi apellido y yo darlo, se me solía mirar sonriendo, con el título de "Platero y yo" bailoteando en los labios; y que yo acababa por remachar afirmando:"¡Sí, pero yo, soy yo!"

He aquí el monólogo de Carlos Arniches:



N O C H E D E R E Y E S

(m o n ó l o g o)



(CON VOZ CONTENIDA QUE SE VA EXALTANDO)

¡Esta es la casa!.... ¡Aquí vivía él!... ¡Aquí viven los dos!

A ojos ciegos hubiera llegao... ¡Es que muchas noches en la oscuridad de mi calabozo, he visto este camino alumbrao por llamarás de calentura! Pá eso solo, pá llegas hasta aquí, quería yo la libertá...¿Pá que sino?...

¡Ye estoy libre!...¡Ya estamos cerca, Lucía!... Si; al remate llegó la hora, La hora que aguardé contando minuto a minuto los días que no acababan nunca.

Saldré, decía yo; y en cuanto salga, allí, sin torcerme ni desviarme, ¡allí!... ¡A matarla!... ¡Aunque sea en sus brazos.

En sus brazos... ¡Ojalá!. (PAUSA)

La rabia y el dolor me ahogan... Destrozaríame a mí mismo en estas ansias de muerte que me conmueven.

¡No, no es la venganza, no! ... ¡Es el querer!; Ese querer maldito que aún vive en mí y quiere tu vida; no porque no seas mía, sino por que no seas de otro, de ese otro que se atravesó en mi vida pá ser mi perdición.

¡Ella de otro!... Ella; mi afán, mi alegría, mi vida toda,... de otro.... ¡No! De otro, mientras estuve yo entre rejas, en presidio. ¡Ahora estoy libre!... ¡Libre!

Lo juré y voy a cumplirlo

(PAUSA)

Aquí está la navaja, compañera fiel que noche tras noche a compartido conmigo el ansia anhelada de este momento.

(PAUSA)

¡Pronto!...Esta es la ventana; entraré por ella pues de un golpe romperé los cristales,...¡Como un ladrón, como entró ella en mi alma pá robarme la paz de mi corazón,... pá quitarme la vía!...¡Pronto!

(PAUSA)

¡Eh!... ¿Qué es esto?... Los zapatitos de un niño...

¡Si,... esta noche es Noche de Reyes!... Los zapatitos de un niño... ¿De su hijo tal vez?...¡Su hijo!...

Pero,...¿Qué escucho ahora?... Su voz. La voz adorada que me hacía temblar de encanto...

Duerme a su hijo,... Un niño que tal vez sueña que por esta ventana van a venir y a entrar los Reyes a dejar colmada su alegría,... Como yo soñé en noches lejanas, al calor de otros brazos perdidos para siempre,... para siempre.

(SOLLOZANDO)

¡Si, madre mía, si!... ¡Tú hiciste esto!...¡Tu hiciste esto porque también velas por mí en esta Noche de Reyes,... llena de negrura y desamparo para mí!

(LLORANDO)

¡No, no puedo matarla!... ¡No puedo!

Por donde un niño espera la entrada de los Reyes para ver colmada su alegría, no puede entrar la muerte...

¡Ea!...¡Lejos de mí, arma infame ¡

Adiós, Lucía. Adiós para siempre...

Y tú, pobre criatura inocente, duerme ranquilo. Y mañana, cuando despiertes, ríe, ríe de gozo. Que los Reyes te dejan en tus zapatitos,...lo que vale más que nada en el mundo... Te dejan, la vida de tu madre. ¡La vida de tu madre!

F i n

EL PIYAYO
de José Carlos de Luna, inspirado poeta español (1890-1965)



¿Tú conoces al Piyayo,

un viejecillo renegro, reseco y chicuelo,

la mirada de gallo,

pendenciero

y hocico de raposo

tiñoso. . . ,

que pide limosna por " tangos "

y maldice cantando " fandangos "

gangosos. . . . .?

. . . . . . . .

¡ A chufla lo toma la gente

y a mi me da pena

y me causa un respeto imponente !



Ata a su cuerpo una guitarra,

que chilla como una corneja,

y zumba como una chicharra

y tiene arrumacos de vieja

pelleja.

Yo le he visto cantando,

babeando

de rabia y de vino,

bailando

con saltos felinos,

tocando, a zarpazos,

los acordes de un viejo " tangazo ".



Y el endeble Piyayo jadea,

y suda. . . .y renquea.

. . . . . . . .

Y a sus contorsiones de ardilla

hace son la sucia calderilla.



¡ A chufla lo toma la gente !

A mi me da pena

y me causa un respeto imponente.



Es su extraño arte

su cepo y su cruz,

su vida y su luz,

su tabaco y su aguardientillo. . . .,

y su pan y el de sus nietecillos:

" churumbeles " con greñas de alambre

y panzas de sapo,

que aúllan de hambre,

tiritando bajo los harapos;

sin madre que lave su roña,

sin padre que " afane ",

porque pena una muerte en Santoña;

sin mas sombra que la de su abuelo. . . .

. . . . . . .

¡ Poca sombra porque es tan chicuelo !



En El Altozano

tiene un cuchitril

- ¡ y a las vigas alcanza la mano ! -

y por lumbre y por luz un candil.



Vacía las alforjas

- que son sus bolsillos - .

Bostezando, los siete chiquillos

se agrupan riendo.

Y entre carantoñas les va repartiendo

pan y pescao frito,

con la parsimonia de un antiguo rito:

. . . . . . . .

- ¡ Chavales !

¡ Pan de flor de harina !. . . .

Mascarlo despasio.

Mejó no se come en palasio.

Y este pescaito ¿ no es na ?

¡ Sacao uno a uno del fondo der ma !

¡ Gloria pura e !

. . . . . . .

Así. . . .despasito.

muy remascaito.

¡ No llores, Manuela !

Tú no pués, porque no tienes muelas.

¡ Es tan chiquitita

mi niña bonita !. . . .



Así despasito,

Muy remascaíto,

migaja a migaja - que dure -,

le van dando fin

a los cinco reales que costó el festín.



Luego, entre guiñapos, durmiendo,

por matar el frío, muy apiñaditos,

la Virgen María contempla al Piyayo

riendo.



Y hay un ángel rubio que besa la frente

de cada gitano chiquito.

¡ A chufla lo toma la gente !. . . .

¡ A mi me da pena

y me causa un respeto imponente !



Y, en fin, este jocoso soneto del comediógrafo y poeta riojano Manuel Bretón de los Herreros (1796-1873) , titulado

A LA PEREZA

¡Que dulce es una cama regalada ¡

¡Que necio el que madruga con la aurora,

aunque las musas digan que enamora

oír cantar a un ave la alborada!

¡Oh, que lindo, en poltrona dilatada

reposar una hora y otra hora!

Comer,...holgar....¡Que vida encantadora

Sin ser nadie y sin pensar en nada!

¡Salve, oh Pereza! En tu macizo templo

ya, tendido a la larga me acomodo!

De tus graves alumnos, el ejemplo

Arrastro bostezando; y, de tal modo

Tu estúpida modorra a entrar me empieza,

Que no acabo el soneto,.. de per...

Carlos Platero Fernández, en Las Palmas de Gran Canaria,

a 15 de abril de 2010

20 de marzo de 2010

Un viaje a La Palma

MI PRIMER VIAJE Y ESTANCIA CIRCUNSTANCIAL EN SANTA CRUZ DE LA PALMA , por Carlos Platero Fernández

La isla canaria de San Miguel de La Palma, la Benahoare prehispánicas, La Palma isla bonita, isla verde por excelencia del archipiélago canario anclada ya para siempre en medio del sonoro Atlántico, desde que la conocí ha ejercido sobre mí una especial atracción.

Yo estuve por primera vez en La Palma por el año de 1958, a finales del verano cuando, en cumplimiento de tareas laborales profesionales hube de residir cerca de dos meses en ella, desguazando y recuperando con un equipo especializado un avión militar modelo Junker y de procedencia alemana aunque al servicio del Ejército español, que se había salido de la reducida pista terrera de aterrizaje en el pequeño Aeródromo de Buenavista, por la comarca y ayuntamiento de Mazo. Por alguna falsa maniobra del piloto se había desviado bruscamente hacia su derecha y acabó su recorrido cayendo a un terreno de labranza adyacente, empotrándose entre las ramas de un copudo castaño cargado de fruto ya maduro a la sazón. ¡Aquella corta pista sin asfaltar que, recortada por su parte norte con el tajo impresionante y profundo de Juan Mayor y por el sur con el menos agreste y de menor recorrido, aunque mucho más interesante e historiado de La Zarcita, el de los numerosos petroglifos aborígenes, que, asimismo bordeaba al pequeño cementerio correspondiente a la parroquia de San Pedro por la Breña Alta!

Debo de indicar aquí que las tareas de desmontar en el veterano avión trimotor y separar las alas del fuselaje, los timones de dirección y altura del empenaje de la cola, el maltrecho tren delantero de aterrizaje, las hélices y los motores así como los instrumentos de vuelo de la cabina de pilotaje fueron realizadas con presteza y a conciencia aunque hubo que cavar sendos túneles para poder usar los pesados gatos mecánicos e hidráulicos necesarios para parte de la operación de rescate. Luego, pasaron algunos días de holganza total esperando las órdenes pertinentes para preparar para su transporte todo aquel material.

Hubo dos hechos, a cada cual mejor para mí, al menos en el transcurso de aquellos días.

Días que nosotros, los dos o tres civiles de mi equipo y yo por un lado y por otro los soldados obreros, revoltosos y naturalmente fogosos e inquietos por otro, nos dedicamos a leer, a conocer y reconocer la recolecta villa más que ciudad del entonces, a recorrer gran parte de la isla, a saludar a algunos conocidos que teníamos en localidades como Tazacorte en donde aún se acuartelaba un batallón de Soldados de Infantería en el que había servido hacía ya años aquel Pepe Varela el de Inocencia, como me recordaba nostálgico cuando me topaba con él en la aldea de Chaín, El Paso del Sagrado Corazón de Jesús en donde todavía se podía admirar una estatua del mismo en lo alto de la iglesia parroquial o Los Llanos de Aridane, etc.

Por una parte, el Cabildo de La Palma puso a nuestra disposición y durante las veinticuatro horas del día, como mínimo dos vehículos, con los que nos desplazábamos de uno a otros lados, lo que aprovechamos para los mencionados recorridos isleños.

Visitamos el celebrado santuario de Nuestra Señora de Las Nieves, yo las cuevas con los interesantes y enigmáticos petroglifos prehispánicos de La Zarcita, unos en los perdidos barrancos de Garafía y del Francés, recorriendo la zona de Las Manchas en donde todavía eran bien visibles las huellas de la última erupción volcánica de la isla en el año de 1949, visitando las localidades de San Andrés y Sauces y en el otro extremo de la isla subiendo al roquedo de El Time, acercándonos al recóndito lugar de Tijarafe, donde esperaba encontrarme con unos viejos amigos de Gando, pero lo que no logré, aunque sí algunos de los expedicionarios nos encontramos con otros asimismo camaradas de tiempos del cuartel, en Tazacorte con los que tuvimos que formar parte de alguna pequeña juerga dominguera, etc., etc.

Y por la otra, el oficial de Aviación que entonces estaba al frente del reducido destacamento de dicha arma en La Palma, el teniente Enrique Cuyás, amigo por cierto del alférez ingeniero aeronáutico José Bringas que comandara la expedición en el ámbito militar, que por hallarse alojado

temporalmente en el Hospital General de la ciudad nos cedió gentilmente a los civiles especialistas

su propia vivienda en el mismo aeródromo para que guardásemos nuestras ropas de calle, nos ducháramos y aseáramos y aún reposásemos en sus dependencias lo que quisiéramos pues la casa, un moderno chalecito, salvo las habitaciones o dormitorios cuyas puertas estaban cerradas estaba a nuestra entera disposición.

En una de aquellas dependencias había una dedicada como a escritorio y sala de lectura y en ella una reducida biblioteca, repleta de obras de tema canario pues no en vano el suegro del oficial militar era un destacado intelectual canario. Allí leí o tomé prestadas en aquellas libres jornadas para leerlas en nuestro alojamiento que era en el acuartelamiento instalado en la costa, por las afueras de Santa Cruz de La Palma, creo que por donde le decían El Refugio de más allá del Túnel, en donde poco después se alzaría el actual y coquetón Aeropuerto de Mazo.

Recuerdo que por aquellas fechas nos llegó la noticia del fallecimiento del Papa Eugenio Pacelli Pío XII.

Y una anécdota que ahora me viene a la mente fue que, estando yo en mis labores profesionales en Gando cuando lo del accidente del aterrizaje forzoso en La Palma del avión Ju-52, de fabricación alemana y al que conocíamos familiarmente como “La palomita” pues en lugar del color gris estandarizado de la Fuerza Aérea española estaba pintado totalmente de blanco inmaculado, adecuado para transportar pasaje y hacía el servicio de avión estafeta en lo que por entonces se conocía como la Escuadrilla del Cuartel General del Aire, siendo el empleado en los desplazamientos aéreos de la Jefatura. En aquella ocasión, el avión llegara a Gando procedente de Madrid y sin apenas repostar hubo de emprender vuelo a Tenerife y a La Palma, en donde sufrió el percance del accidente reseñado. Pues bien, en la misma mañana en que se me comunicó que dada mi profesión de entonces de montador de aviones con categoría de jefe de equipo debería de trasladarme con el urgentemente conformado, sin más demora allá a la para mí más remota isla occidental del archipiélago.

Pues ocurrió que en un momento dado se me acercó con el mayor sigilo un cabo de primera especialista que me confesó que en viaje de la Península a Canarias de “La Palomita”, venía una buena partida de excelentes chorizos de Mérida curados y convenientemente envasados en unas latas adecuadas, como regalo de alguien para el entonces jefe de la Zona Aérea de Canarias y Africa Occidental Española, de la que al desembarcarlas en el aeródromo de Gando los pillastres de los mecánicos habían logrado distraer dos que ocultaron por algún recoveco de la parte trasera del fuselaje del avión. Que, si por favor las localizábamos y se las trajésemos, mucho nos lo agradecerían. Cosa que al comunicarla al equipo de la expedición, mucho regocijó a todos, puesto que, ya desde el principio nos confabulamos para que tan apetitoso producto pasase a nosotros siguiendo el axioma o refrán popular de que “Quien roba a un ladrón, tiene cien días (o años) de perdón”. Pero la inicial búsqueda no dio el resultado apetecido por más que alguno de los más ligeros y ágiles de nosotros se metió por el estrecho fuselaje hacia atrás rebuscando afanoso entre cables, muelles y poleas grasientos de mandos, gruesas barras de duraluminio con las que se accionaba todo el empenaje de la cola, cables eléctricos para las luces de situación, etc., etc.

Sin embargo yo seguía creyendo en la ingenua confesión del delito cometido y persuadí a otros que se sumaran a la búsqueda. Y en tal ocasión, uno de los compañeros, conquense él, que parecía tener singular olfato cual si de un perro de presa se tratara, se adentró entre el amasijo de mandos, llegando a un especial recoveco que se conocía en el argot mecánico como “el del paquete de muelles” y allí estaban las dos codiciadas latas con los chorizos.

Me parece recordar que fue la madre de uno de los dos empleados civiles con que entonces contaba el aeródromo militar, que nos preparó con aquel producto porcino y algún potaje canario acompañado de queso curado y alguna pella de gofio una pantagruélica comida seguida de cafés, ron o coñac y sabrosos puros palmeros que remataron con una alborotada y tumultuaria visita al singular galeón de piedra de un apacible placita y a lasa altas murallas defensivas allí cercanas.

Claro que yo me dediqué también a visitar la historiada iglesia de El Salvador, al museo etnográfico y a la biblioteca con algo de hemeroteca locales, fruto de todo fue al final el escrito que me parece que algún tiempo más tarde se publicó en la prensa grancanaria y que, por conservar el texto ahora transcribo aquí:

“De mi estancia en La Palma, puedo decir que bien pronto hice amistad con amables gentes palmeras y, merced a ello tuve la oportunidad de recorrer la isla en gran parte, siempre admirado de lo que contemplaba y aún, a veces, añorante puesto que en muchos aspectos me recordaba a mi Galicia nativa, tanto en su clima y en sus frondas como en su ciudad de la capital, en sus villas, pueblos y caseríos tanto de costas como del interior y de la montaña.

Santa Cruz de La Palma, el santuario de Nuestra Señora de Las Nieves, los saltos de agua y los grandes depósitos de Los Silos o de los Tilos, San Andrés y Sauces, El Paso del Sagrado Corazón, Los Llanos de Aridane, Tazacorte, Puerto Naos, Las Manchas del volcán de San Juan, Fuencaliente, Las Breñas, San Pedro, Mazo y el mirador de La Concepción... Evocaciones que quedaron reflejadas mal que bien en algún tosco artículo mío de la época y en las páginas de un novelón de juventud titulado “La Sima” y que yace inédito por alguna parte entre mis muchos papeles escritos.

Años más tarde, esta vez en período vacacional y con mi familia al completo retorné a la isla de La Palma, en avión que aterrizó en el recién inaugurado Aeropuerto de Mazo y, con alojamiento en el céntrico Hotel Mayantigo capitalino efectuamos diversas excursiones, algunas a lugares que ya conocía. En un taxi conducido por un atento señor Concepción, al norte, pasando desde Barlovento hasta Garafía por pistas de tierra apenas trazadas que discurrían entre frondosos pinares, luego a Puntagorda, a Tijarafe, al Time para descender atravesando el cauce del barranco de Las Angustias a Los Llanos de Aridane y en ineludible fin de la excursión a gran parte de la impresionante Caldera de Taburiente y retornar a la capital de la isla por la amena ruta que atravesaba el prolongado túnel que yo en anterior ocasión recorriera con un compañero en medroso trotecillo engañados ambos por los resonantes sonidos de nuestras cada vez más aceleradas pisadas. En otra jornada, igual de interesante y con los mismos taxi y taxista, a recorrer la parte sureña de la isla, con la finalidad principal de poder contemplar con la curiosidad y asombro consiguientes los restos todavía humeantes de la entonces reciente erupción de los volcanes Teneguía y de San Antonio...

Pero también gozamos lo nuestro callejeando por la acogedora y recolecta, historiada ciudad en sí, visitando una vez más yo el interesantísimo museo de La Cosmológica”, los templos religiosos cuales el santuario de La Virgen de Las Nieves allá en la orilla del barranco y los de El Salvador, de Santo Domingo y su convento, de San José e iglesia del Hospital y las ermitas de San Sebastián y de La Luz. El palacio de Salazar y la solariega Casa de Cabrera. Los Teatro Chico y Teatro Circo de Marte, el Ayuntamiento, el castillo de Santa Catalina y acogedoras plazas cuales la del Mercado y la Alameda con su barco pétreo dedicado a la Virgen.. Y los populosos y típicos barrios cuales el singular de La Caldereta y sus aledaños y el amplio muelle del Puerto con su prolongado malecón de viviendas de fachadas acristaladas...

Parafraseando a algún para mí anónimo autor, vaya aquí como colofón al presente comentario el siguiente texto que describe muy bien a la Santa Cruz de La Palma que llevo en el recuerdo y el corazón:

“Por sus piedras pasaron lances de capa y espada; luchas de privilegios medievales contra los tiempos modernos; incruentas luchas entre frailes, entre cofrades; historias escabrosas; caballeros que se acogen en sagrado; atentado de valientes contra guapo y presuntuoso armador enriquecido en Indias; vida de guarnición, minués y rigodones; los productos de un campo sin plátanos; pacotilla y contrabando.”

Igual o muy parecido a cualquiera de las muchas ciudades de España en tiempos del Antiguo Régimen.

Cuando la conocí, la recoleta ciudad de Santa Cruz de La Palma me sedujo, me tentó más de una vez a indagar en la historia de su creación, de su movido pasado para escribir algo sobre ello.

Además, y ello ocurrió también hace ya unos cuantos años, por parte de la dirección de la revista mensual “Aguayro” de la cual era yo colaborador más o menos habitual, se me solicitó un artículo o reportaje que incidiese en los primeros tiempos históricos de la histórica ciudad palmera.

Y frutos, tanto de los recuerdos de mis contactos vivenciales con la isla como de diversas lecturas e indagaciones bibliográficas, que haberlas “haylas” que dicen en mi tierra nativa, fue lo que se me publicó por el mes de abril de 1993.

Y es que, además, para gozo de cualquier investigador o documentalista, esta ciudad isleña al igual que otras principales en el archipiélago, tiene el privilegio de poder sabérsele con plena certidumbre la época, la fecha de su fundación como villorrio, de su origen más o menos remoto como núcleo poblacional.

Añadiré aquí como colofón que no hay actualmente, o quizás yo no la localicé en su totalidad, mucha bibliografía sobre los principios históricos de Santa Cruz de La Palma. Acaso porque los más antiguos documentos escritos en los que se pudiese indagar, salvo algún caso excepcional, desaparecieron, fueron incinerados por piratas y corsarios franceses ya mediados del siglo XVI y otros se esfumaron, se inutilizaron con el paso del tiempo y la incuria de quienes debieron de haberlos protegido y salvaguardado. No obstante y de forma excepcional, algunos lograron salvarse como por ejemplo ha sucedido con diversos escritos posteriores sobre todo al año de 1534 el del pirateo y la mayoría fechados a partir de 1553, fecha nefasta pues fue cuando el día 21 de julio de dicho año la ciudad fue tomada por sorpresa por gentes piratas francesas al frente de las que figuraban el temible Francois Leclerc, “Pie de Palo” y su lugarteniente Jacques de Sore que ocuparon el lugar de la población hasta el siguiente 1 de agosto en que se retiraron con cuantioso botín y dejando tras de sí muertes, incendios, feroces saqueos y ruina total.

6 de febrero de 2010

algo sobre artesania canaria

Primeros conocimientos de...

L A A R T E S A N I A P O P U L A R C A N A R I A que no deben de olvidarse jamás

Al paso de los siglos la artesanía recogió fielmente el carácter de los pueblos que la practicaron, puesto que en ellos nacía y en y para ellos se desarrollaba. Comprendiéndose que cada pueblo tuvo siempre que adaptarse a los medios y a los materiales de que disponía en su propio entorno, imponiéndole a las manufacturas su impronta, su sello característico y aún el reflejo de su peculiar idiosincrasia.

Las modalidades más destacadas de la artesanía popular canaria son, como sabemos, la cerámica, los calados y bordados, la cestería, la madera y el metal en sus variantes de forja, latonería y cuchillería y los instrumentos musicales de cuerda o de percusión. De ellas a destacar en primer término la de la cerámica por lo bello de su impronta aunque simple de sus formas, por lo que tiene de entronque directo con la manufacturada ya por los aborígenes isleños y la actual, que aún sigue, en muchos casos, confeccionándose con iguales o muy parecidas técnicas.

Según se desprende de las informaciones llegadas a nosotros, los instrumentos de los aborígenes canarios, así como todo tipo de utensilios para su uso doméstico eran por lo común muy toscos y rudimentarios, de hueso, madera, piedra tallada, fonolitas de los barrancos y de barro cocido. Todos formando parte de los ajuares en una tipología que ofrecía escasas variaciones.

De la artesanía popular y tradicional canaria es de las más destacadas hoy en día la de los calados, siguiéndole luego la de los bordados, la de las tejedoras de traperas y la de la seda. Los telares manejados por las tejedoras son en la actualidad muy escasos, aunque su labor todavía se puede observar en capas y mantas o mantos pastoriles, en las mantas traperas, alfombras, alforjas y zurrones o bolsas. Parece que se pretende actualmente resurgir esta labor tan interesante en los pasados tiempos y ya se están confeccionando de nuevo prendas con el basto tejido de lana de oveja cuales chaquetas, pantalones, bufandas, etc.

Otro capítulo importante de la artesanía popular canaria es la cestería que muy bien puede arrastrar reminiscencias de los antepasa­dos canarios en las primorosas labores de juncos, aunque la tipología actual es ciertamente más parecida a la de los distintos pueblos peninsulares y se suele confeccionar con materiales variados tales como finas ramas o varas, tiras de caña, hojas de palmera, juncos, paja y mimbre en objetos tan prácticos y necesarios como cestas del pan, de la ropa, para recoger frutos y para el pescado; cestos de mano con o sin tapa, canastas, serones y raposas, balayos, abanadores, costureros, fundas para los sahumerios, esterillas, etc., etc. Y jaulas para pájaros y nasas y tambores de juncos para la pesca. Hay talleres familiares de cestería en casi todas las islas del archipié­lago.

La confección de muebles, útiles domésticos y aperos de labranza que por su condición funcional ha sido afín en todas las islas practicada por los llamados "carpinteros de lo blanco" y no confundir­los con los "carpinteros de ribera", es sumamente destacada; así como también la de la talla de la madera y la de la construcción de instrumentos musica­les, de larga tradición ambas que, si bien, se temió en algun momento que se hubiesen extinguido, últimamente aparecen en un paulatino resurgi­miento.

Muebles de artesanía en Telde y Teror y guitarras, laudes y timples por el sur de Gran Canaria y especialmente en Lanzarote. Y útiles asimismo de madera como platos, cucharas, queseras y aún miniaturados balcones canarios o arcones-joyeros se hacen con profusión no solo en Gran Canaria sino también en alguna de las demás islas.

El trabajo artesanal del metal en sus variantes de la hojalatería o "latonería" en objetos como las lecheras, los foniles, los faroles y las medidas para granos ha sido común en todas las islas, pero casi ha desaparecido por completo al advenimiento de los múltiples usos de los útiles de plástico.

En cuanto a la forja y especialmente a la cuchillería que tiene su foco de manufactura en Teror y Telde, aunque también se están haciendo cuchillos canarios en alguna de las otras islas, es una obra precio­sista genuina canaria con modelos muy vistosos y de gran afiligranado, no solo indispensables para el campesino o el roncote de las islas sino muy solicitados como recuerdo típico por el turismo. Carlos Platero Fernández.

30 de enero de 2010

Carnavales de antaño

por Carlos Platero Fernández



De cuando las anuales fiestas de carnestolendas tuvieron su introducción en Canarias no se han encontrado datos fehacientes, por lo que existe cierta disparidad de criterios en cuanto a este tema. Una de las suposiciones más arraigadas es de que tal costum­bre o reminiscencias pudieran venir de tierras italianas, cuyas gentes, ya desde los tiempos de la conquista y colonización de las islas, al llegarse acá, han influido en más de un motivo y ocasión en los usos y costumbres isleñas.

Por otra parte, no cabe duda de que la idea del carnaval moder­no, el carnaval-espectáculo de las comparsas sobre todo, al igual que otras varias influencias nos han venido de América, del Caribe y del Brasil, con evocaciones vívidas del ancestro y la espiritua­lidad del Africa Negra hasta allí trasladados a la fuerza con los navíos negreros de pasados siglos.

Lo que si es cierto es que el carnaval canario de antaño era muy diferente del actual y se caracterizaba por la intimidad casi familiar en que se desarrollaba, con el mutuo visiteo entre veci­nos, la demanda del huevo duro, el obligado brindis con cazalla, anís o ron y el acompañamiento de la tradicional "tortita del carnaval" con miel.

En las primeras décadas del siglo XX, continuando con el ritual tradi­cional por los pueblos y pagos isleños, aquellas fies­tas de carnestolendas que precedían a la cuaresma religiosa salie­ron a las calles, en los núcleos de población urbana, con partici­pación más amplia por parte del pueblo que, abando­nando la senci­llez de la sábana encubridora comenzó a hacer uso del disfraz, en principio casero y a cada cual más ingenioso y de la careta, con­virtiéndose así el individuo en "mascarita" que se tomaba ciertas licencias con los demás, tentando a unos y a otros a que se le reconociese. También, por entonces en las dos capitales canarias empezaron a salir a la calle algunas modestas carrozas, más o menos engalanadas que participaban en divertidas "batallas de flores", que ciertamente, fueron el germen de las actuales fastuosas cabalga­tas.

Como consecuencia de la última guerra civil española, ya en 1937, una orden-circular de 3 de febrero emitió en la zona denominada nacional el escue­to "Este Gobierno general ha resuelto suspender en absoluto las fiestas del Carnaval".

Lo que motivó que hubiese en España un prolongado "interregno" en el que las tradicionales fiestas, sin suspenderse totalmente, sobre todo en pueblos, ciudades y comarcas alejados del poder central, con cierta tolerancia, se estuvieron festejando los carnava­les, sin que la palabra anatemizada se citase jamás, disfraza­dos también ellos. Por ejemplo, en Santa Cruz de Tenerife se las conoció por muchos años como Fiestas de Invierno y de manera parecida en otros lugares, porque, sobre todo en el ámbito rural isleño se siguieron celebrando como fiestas populares tradiciona­les propias, tales como la Representación de Los Carneros en el Hierro; la pantomima de La llegada de los Indianos, todos de blanco, en La Palma, el Baile de los Diabletes y la Parranda mari­nera de Los Buches en Lanzarote, el rito de matar la culebra en La Laguna; el entierro de La Sardina en Agaete, etc. Y se estuvieron celebrando bailes de disfraces, al principio con cara descubierta, en las distintas sociedades de recreo, casinos, casas particulares, etc. sin permiso para salir a la calle, en ciudades, villas y caseríos del archipiéla­go.

En Santa Cruz de Tenerife, ya desde 1961 y hasta 1976, se "co­rrie­ron" los carnavales con cierta tolerancia y permisibilidad o consenti­miento tácito de autoridades e iglesia, siempre que "no se desmadra­sen". En Las Palmas de Gran Canaria, el verdadero carnaval popular, reactivado que no renacido, saltó con gran ebullición a la calle en 1979 con una modesta cabalgata que recorrió una parte de la barriada de la Isleta con la fama ya de antiguo de ser barrio carnavalero por excelencia e impulsado el espectáculo por el entu­siasmo popular bajo la dirección del carnavalero por antonomasia Manolo García y los auspicios de una asociación de vecinos que luego fue relevada a mayor nivel participativo por una Comisión de Festejos del Ayuntamien­to capitalino y actualmente funciona bajo las directrices de la expresamente creada para ello Fundación del Carnaval. En Santa Cruz de Tenerife, a partir de 1992 ha sido el Organismo Autónomo de Canarias el que organiza este importante evento de la capital santacrucera. Y en las capitales de cada una de las otras islas, en las restantes ciudades, villas y pueblos o pagos se celebran animada­mente estas fiestas tan arraigadas en el pueblo.

La participación de las gentes isleñas en los carnavales es muy elevada pues los ciudadanos se echan alborozados a la calle, muchos de ellos compitiendo en las murgas, parrandas, afilarmóni­cas, masas corales, comparsas, etc y también en grupos, en parejas y solos, en los concursos establecidos y en las Galas de la elección de la Reina del Carnaval, de la de la Tercera Edad, de los populares Drag, de las Infantiles que se suelen desarrollar en fastuosos y exóticos escenarios arropados de multitudes en parte disfrazadas y que también participan en los "mogollones" callejeros y tumultuosos en El Coso y las Ramblas, en el Parque de Santa Catalina y calle de León y Castillo, en Puerto del Rosario y Arrecife, en Santa Cruz de La Palma, en Valverde y en San Sebastián de la Gomera, con la apoteosis de las Cabalgatas a ritmo de conga y de samba y los actos postreros lúdicos de los Entierro de la Sardina o del Chicharro.

Todo ello hace que estas fiestas del pueblo para el pueblo hayan adquirido entre nosotros gran auge en los últimos tiempos y es que, en ellas subyace sobre todo la intención consciente o subcons­ciente de que lo que se pretende con el carnaval es ridiculizar todo cuanto se pueda, tanto al hombre en sí y destacar sus defectos y miserias así como el meterse de alguna forma con las más respeta­bles instituciones.

Los carnavales en Canarias, teóricamente terminan con el domin­go de piñata que es el siguiente al martes de carnaval. Pero ocurre que el pueblo participan­te, no saciado, sigue con más fiestas carnavaleras que se suelen celebrar a continuación de las otras, sobre todo en las zonas más dedicadas al turismo en las islas, con verbenas, elecciones de reinas y reyes y cabalgatas, como si el tiovivo variopinto del carnaval que es la vida, no tuviese fin.-

28 de enero de 2010

El canario canoro

Primeros conocimientos de...

E L C A N A R I O C A N O R O.

por Carlos Platero Fernández.



Sabido es que la canaricultura es el arte de la cría del canario en cautividad, pero conviene también saber algo de tipo genérico de esta pequeña ave canora. El pájaro denominado canario, de bella pres­tancia y delicada calidad de su trinador canto es originario de las islas Canarias, de donde proviene su nombre. Conocido para Europa a principios del siglo XV a través de los relatos de marinos, aventure­ros, piratas depredadores y conquistadores, muy especialmente desde los tiempos de la llegada de Juan de Bethencourt a las islas, su in­troducción en el continente europeo acaeció con seguridad en el si­glo XVI, puesto que a finales de dicha centuria ya lo citó el escritor suizo Conrado Gessner en su obra "De avium natura" en que le llamó "canaria avícula". Se contó también que, a mediados de aquel mismo siglo un navío español con destino al puerto de Liorna, naufragó cerca de las costas de la isla de Elba y un buen número de pájaros canarios que transportaba quedó libre y voló a dicha isla en donde pronto se reprodujeron y multiplicaron, siendo codiciada caza para los italia­nos. La especie canaria se extendió pronto a otras partes del mundo entonces conocido, produciéndose cruces y ligeras mutaciones con res­pecto a los originarios pájaros de las islas Afortunadas. A finales del siguiente siglo XVII ya aparecieron nuevas formas de coloración en su siempre tono amarillo.

El canario común, cuyo nombre científico es "serinus canarius cana­rius" es el conocido entre nosotros como "canario del monte"; pajarito canoro en su estado silvestre que se encuentra preferentemente en los pinares más altos de las islas de Gran Canaria, Tenerife y La Palma. Morfoló­gicamente mide unos 12 cm. de longitud, de los que la mitad correspon­den a su cola y tanto machos como hembras suelen ser de un caracterís­tico color amarillo intenso, el "amarillo canario" de los pintores, si bien, los machos adultos también presentan cierta colora­ción verdo­sa con pequeñas manchas grises excepto en la cabeza y la espalda o dorso que son amarillos y las hembras se distinguen asimis­mo por el color verde, gris y amarillo de la cabeza, el dorso gris es­triado de negro y el pecho y la garganta de color amarillo verdoso. Viven en libertad en los montes, los pinares y los campos en donde siempre en pequeños grupos se alimentan de semillas, higos y otros frutos de la tierra.

El canario doméstico trinador se cría enjaulado, en cautiverio y es ave paseriforme perteneciente al género indicado de los "serinus", de la familia de los fríngilidos. El género "serinus", o sea el "cana­rio de Canarias", comprende a otras varias especies tales como la "fla­viventris" que es la de vientre amarillo y se localiza por el sur del continente africano; la "mozambicus" de plumaje amarillo con man­chas negras en las alas y la "sulphuratus", de color azulado, que vi­ven también por el Africa del Sur y Oriental. En Europa la raza holan­desa se distingue porque el canario es de mayor tamaño, alcanzando los 21 cm. con el cuerpo esbelto y a veces parcialmente cubierto de pluma rizada. La raza inglesa comprende numerosas variedades entre las que se en­cuen­tran las de Yorkshire, de Lancashire y la del moñudo de Nor­wich, que ha sido a su vez el centro principal de la canaricultura británica con mucha producción y constante demanda.

Debido a lo melo­dioso de su canto, pronto hubo de surgir la canari­cultura, y después de múltiples y pa­cien­tes selec­cio­nes a través del tiempo han ido apa­reciendo multitud de varie­dades de razas de la espe­cie originaria, lo que ha motivado diferentes estu­dios de la Confede­ración Ornitológica Mundial dedicados especial­mente al pájaro canario que concluyeron con establecer agrupa­ciones especí­ficas de las múlti­ples razas encuadra­das, distinguiéndo­las tanto por el color como por el canto, el tamaño, los dibujos simé­tricos de dorso, cuello y alas, el plumaje liso o ri­zado, etc., etc.

De entre tanta raza destacan por su canto el denominado "timbrado" y el "español" de España y los "rollers" ingleses y "molinois" france­ses, el giboso italiano "itáli­cus" y los "moñudos" de distintos países eu­ropeos.

Ya a finales del siglo XIX, como no podía ser menos, en Canarias, su país de origen, canaricultores persistentes lograron con cruces y selecciones crear nuevas razas con características propias cual el "melado" de Tenerife, pájaro de postura de pluma rizada en parte y en parte lisa, de delicioso canto.

La alimentación de estas aves se compone principalmente de semi­llas de alpiste, colza, cañamones, etc. y hojas de lechuga o de esca­rola, gustándole al animalito mucho los piñones y el azúcar, debiendo de tenerse siempre a su disposición agua para beber y para bañarse.

En términos generales, el canario mantenido solo en su jaula y bien cuidado puede vivir de dieciocho a veinte años, aunque los que se de­dican a la cría viven mucho menos. En su cautividad pueden estar solos o en grupo en pajareras especiales que se deben de limpiar con fre­cuencia para evitar los parásitos molestos. La cría puede hacerse en jaula con una sola pareja o con un macho y tres o cuatro hembras. La puesta de huevos suele comenzar a partir del mes de febrero o princi­pios de primavera y el tiempo de incubación suele ser de unos catorce o quince días, permaneciendo las crías en el nido por espacio de un mes aproximadamente. Estos pájaros realizan de dos a tres posturas al año. Los jóvenes machos se ponen en jaulas aparte y si de educarlos para el canto se trata se suele tapar con una tela o cartón la jaula pero teniendo cerca o al lado otra con un canario viejo que cante bien, que será el "maestro". Se ha comprobado que para cantar bien, el cana­rio debe de ser doméstico, atendido en sus necesidades por el hombre pues en cuanto se asilvestra pierde gran parte de su musical trino.

La canaricultura tiene mucha importancia puesto que es grande la afición a estos pájaros que siempre se han comercializado muy bien y que tan bien han dejado siempre el nombre de las islas Canarias por el ancho mundo.-

28 de diciembre de 2009

Cabalgatas de Reyes en Las Palmas de Gran Canaria

DIA DE REYES Y LAS CABALGATAS DE ANTAÑO
por Carlos Platero

.- ..."Yo me deleito en recordar el tie­mpo -¡cuan lejano, ay de mí, y cuan fugaz también!- en que toda mi felicidad estuvo encerra­da en un zapato: en el zapato de los Reyes Magos. Ese zapatito puesto al balcón por las manos de las madres para que los dadivosos monarcas viajeros lo llenasen de ofrendas, constituye y es, en su prosaica bajeza, el más bello de los símbolos.
"A pesar de su pequeñez, puede guardar todo lo que anhelan y todo lo que atesoran las imaginaciones infantiles: deseos vagos, codicias sencillas, aspiraciones indetermi­nadas a algo que por lo pronto se cifra en un juguete, en una golosina, en un muñeco, en un gracioso e inofensivo capricho satis­fecho; pero que aumentará en capacidad con­forme aumente la ambición en germen, cuya medida ha colmado. ...¿Quien no recuerda como el tránsito rápido por un paraíso el paso de aquellos años en que los Reyes ma­gos acudían a la cita de nuestra niñez sen­cillamente codiciosa y nos dejaban lleno de regalos nuestro zapatito?...

"Los Reyes Magos tenían para nosotros rostros conocidos y bené­volos, vestíamos de galas orientales a tres individuos de nues­tra mayor familiaridad. Y éstos eran los Magos que venían a custodiar nuestro sueño la noche de Reyes"...

Francis­co González Díaz

"El vi­raje de la vida"

1913.



"Termina a xeira de Ani­novo cos Santos Reises. Os Reises non acostuman a ser tan bós cos pi­cariños da aldeia coma cos nenos que viven en vilas e cibda­des. Os nenos das cib­dades póñen­lle seus zapatos os Reises en cuartos requenta­dos pola ca­le­fau­ción. Na al­deia, cando eu era neno, dei­xábamos un zoco ou cicais unha cesti­ña, na solaina ou ao pé da fiestra. Durmiá­mo­nos co anceio da mañán seguinte, e cando iba­mos a mirar na cestiña era posibel que atopá­se­mos algunha zugade­la de figos ou rosqui­llas, ou ci­cais unha onza de chicula­te; pro aquil pequeno gasallo -que de iso se trataba-, facíanos tanta ledicia coma os xugue­tes caros que receben os nenos ricos.

"Era a costume que o día dos Reises saí­sen coros de rapazas e rapa­ces, acompaña­dos con pan­deretas e cun­cas, que ían cantan­do os Reises polas portas...

"O coro dos Reises, pe­día a venia pra escomenzar o canto: "¿Ca­ntámoslle os Rei­ses?".

Moitas veces, pra que non can­ta­sen, dá­ba­selles o aguinaldo coma pre­zo do silen­zo. Ou­tras veces deixá­banse cantar:

"San José e mais Ma­ría / eles van para Be­lén,

"eles van cantalos Reises, / canté­molos nós tamén".

Luis Moure-Mariño

“Entre Nadal e Ani­no­vo"

1970.



Así se festejaban los Reyes Magos en Canarias y en Galicia, todavía sin las cabalga­tas. Eran otros tiempos.

Así eran antaño y poco más o menos, la víspera o noche de Reyes y el propio día de la festividad tanto en tierras canarias como gallegas, en una modalidad convertida en costumbre entre el pueblo y que tuvo sus inicios en España muy posible­mente en el transcurso del siglo XIX o, más bien, a finales del mismo.

No obstante, con respecto a la costumbre de celebrar en Canarias y en España en general la festividad de los Reyes Magos siguiendo determinadas ideas foráneas cuales la de colocar el zapato en el bal­cón, parece que no contó con una gran tradición, a pesar de ser indudablemente el "leitmotiv", el tema conductor de la aparición de los tres legendarios coronados monarcas de Oriente que si una vez lleva­ron y ofrecieron al Niño oro, incienso y mirra, tradicional­mente ya hubieron de hacerlo con todos los niños del mundo que los esperaban, los esperan siempre con gran ilusión.

Y durante muchos, muchísimos años se estuvo entremezclando lo religio­so con lo profano en esta singular festividad. Ciertamente, desde muy antiguo y según atestiguaron algunos fidedignos y escru­pulosos cronistas grancana­rios cuales primero Isidoro Romero Ceba­llos y más tarde Eduardo Benítez Inglot o Sebastián Jiménez Sán­chez, se ha venido celebrando en Las Palmas de Gran Canaria la fiesta de los Reyes con "fiestas de calle" solemnes novenarios y no menos solem­nes procesiones, ello alrededor de la ermita que se conoció primero como de San Marcos, luego de Los Reyes y de San Marcos y final­mente tan solo como "de los Reyes" localizada en el extremo sur de la ciudad.

También fue por estas tierras y por mucho tiempo recordada la efeméride por un asolador "temporal de Reyes" desatado precisamente un día 6 de enero, del año de 1766 y que, parece ser se repitió posteriormente con cierta cíclica periodicidad.

Aparece asimismo escrito el dato de que en tales fiestas los camellos se traían del campo isleño para ser montados por los Reyes Magos de turno en las procesiones; y, refiriéndose la noticia al siglo XVIII, figuraban también uno o varios "tamburi­leros" y "cla­rineros", en un espectáculo cívico religioso que muy bien pudiese ser el precedente de las cabalgatas en la isla.

Luego, habrían de ir surgiendo los desfiles de los Reyes Magos, monta­dos en sus clásicos camellos, en caballos o motorizados, precedidos de pajes y heraldos y rodeados y seguidos de vistosos cortejos cargados de juguetes para los niños que se hubiese­n porta­do bien durante el año precedente y con sacos de negro carbón tan solo para los que se comporta­ran mal. Y con aquellos cortejos y desfiles la fastuosidad y parafernalia que les serían inherentes. Llegaron las Cabalgatas.



PRECEDENTES.-
El precedente, quizás único y, desde luego más inmediato de las Cabal­gatas de Reyes organizadas ininterrumpidamente por la Casa de Galicia en Las Palmas de Gran Canaria desde hace ahora mismo cin­cuenta años, es indudable que habrá de encontrarse en aquellas, aquella fastuosa que formó parte de una Gran Fiesta Pascual de la Isla, planificadas con todo detalle por el genio del sensible artista que fue Néstor Martín Fernández de la Torre, pintor granca­nario de renombre interna­cional en su momento y de recuerdo impere­cedero entre sus paisanos.

Con respecto a lo que fueran antaño en la ciudad de Las Palmas las Fiestas de Reyes, dejó dicho el ameno y enjundioso autor gran­canario Domingo J. Navarro en su celebrada obra "Recuerdos de un noventón", que, al menos hasta finales del siglo XIX "ranchos de cantadores",..."en toda la temporada de Pascuas estaba la ciudad día y noche atormentada con los que solían cantar en todas partes bajo el pretexto de pedir para las ánimas benditas"... y que "el día de Reyes había que calafatear los oídos para sufrir los infernales redobles con que la banda de tambores del regimiento felicitaba a los ciudadanos, tocando hasta que recibían la propina".

La costumbre, en principio burguesa de poner los niños el zapato en el balcón o en la sala, para que los Reyes Magos dejasen en el su regalo, se extendió con posterioridad también a las clases bajas y más menesterosas de la sociedad de finales del siglo XIX y prin­cipios del XX. Y a la par la altruista de reunir y adquirir jugue­tes y otros obsequios, principalmente a través de personas de talante y espíritu bondadosos que, de una u otra forma estuvieron repartiéndolos luego en colectivas y multitudinarias meriendas infantiles.

Porque, al menos desde las primeras décadas del siglo XX había en Las Palmas caritativas gentes de la emergente y adinerada bur­guesía local que se dedicaban de manera altruista a reunir senci­llos juguetes para luego, en la festividad de los Reyes distribuir­los en el transcurso de alegres meriendas como quedó así indicado en algún suelto o gacetilla periodística cual aquella de "La Pro­vincia" correspondiente al 7 de enero del año 1914 en la que se indicaba que, "como en años anteriores tuvo lugar en el jardín de la casa de don Emilio Ley Arata, el reparto de juguetes de Reyes a los niños del Asilo de San Antonio. La casa de los señores de Ley se vio muy concurrida y la fiesta resultó agradabilí­sima".

Y en el periódico correspondiente al día 6 de enero de 1917 se decía también que se repartirían juguetes a distintos colegios de gente humilde de la ciudad, Asilo, San Antonio, en los jardines o casa de los Ley como ya era habitual, etc.

Por cierto que, y al hilo de estas referencias que habrán de atañer a la Casa de Galicia de Las Palmas, se estuvo dando el caso de que, al igual que en los últimos precedentes años, en enero de 1936 y el señalado día 6 en el Parque de Doramas hubo reparto de juguetes a muchos niños pobres de la ciudad y aquel simpático y laudable acto fuera y fue organizado por la dama grancanaria Rosa­rio Benítez que era entonces inspectora honoraria de los estable­ci­mientos benéficos insulares y esposa del gallego F. Carcaba direc­tor de la sucursal del Banco de España en Canarias.

Pero, claro está, para llevarse a cabo aquellos benéficos actos, es de suponer que los Reyes Magos no recorrerían las calles ciuda­danas como espectáculo de cara a la grey infantil.

Aunque, hubo algún significativo precedente. Además de aquellas organi­zaciones benéfico sociales y casi de carácter particular, en el año de 1936 al menos, el establecimiento comercial "Casa Jorge" propiedad del comerciante Miguel Jorge Rodríguez organizó el mismo día 6, que fue un lunes, una "cabalgata de los Reyes Magos" que, bastante concurrida y a pie discurrió desde su sede en la calle Buenos Aires número 29 por un tramo de la calle de Viera y Clavijo y las de Bravo Murillo, Mayor de Triana, Malteses, Cano, Viera y Clavijo, Buenos Aires y Pérez Galdós hasta el benéfico estableci­miento del Asilo de Nuestra Señora de los Desamparados, amenizado el recorrido por varias agrupaciones musicales.

Pero, las cabalgatas en sí se darían a conocer en la Gran Cana­ria pasado el primer tercio del siglo XX y de la mano de Néstor, el pintor

25 de diciembre de 2009

LAS ANTIGUAS ERMITAS CANARIAS

Con respecto a las ermitas canarias en general, cabe el indicar que, debido a las características especiales de la conquista y cristianización de las islas de este archipiélago en plena Edad Media europea, las Canarias han sido un país eminente­mente eremitorio. Porque, ya a finales del siglo XIV y, al menos hasta llegar a mediados del XVIII, había un total de doscientas ochenta y ocho ermitas repartidas por las siete islas. Aunque Viera y Clavijo en alguna parte de su voluminosa y minuciosa obra ya dá para el año de 1782 la existencia en activo de doscientas noventa y seis, indicando específi­camente que había ciento veintisiete en Tenerife, ochenta y tres en Gran Canaria, veintiocho en La Palma, veintiuno en Fuerteventura, veinte en Lanzarote, diez en el Hierro y siete en la Gomera. Y con posterioridad se han llegado aidentificar hasta un total de trescien­tas treinta y ocho, lo que con alguna otra que se haya podido escapar de los recuentos habidos, dá un total aproxima­do de casi trescientas cincuenta ermitas, algunas ya ni siquiera existen­tes, otras absorbidas por expansiones urbanísticas, otras más convertidas en iglesias, como base u origen de templos parroquiales actuales y el resto, o en ruínas o restauradas y dedicadas todavía al culto de algun Cristo o alguna Vírgen o santa o santo patrón.

Por otra parte, en las Constituciones Sinodales de los obispos de Canarias Cristóbal de la Cámara y Murga, celebradas las unas en los años de 1629 y 1623 y la otra de Pedro Dávila y Cárdenas en el de 1735, de quienes es posible tomara sus datos el indicado Viera y Clavijo, es donde se facilitan algunos detalles más de las ermitas existentes en la única diócesis canaria del entonces. Algunas, no muchas más, fueron edificándose en épocas posterio­res.

En la isla de Tenerife, entre los términos de La Laguna y el luego de Santa Cruz, se localizaron hasta un total de veintitrés ermitas, entre ellas la de Nuestra Señora de la Expedición que después se conoció como de Los Remedios y las de La Concepción, de Nuestra Señora de Gracia, de San Cristóbal, de San Miguel, de San Roque, de San Sebastián, de San Juan Bautista, de Ntra. Sra. de Las Mercedes, de San Benito, de San Lázaro, de la Virgen del Rosario y de San Diego de Alcalá. Dos ermitas hubo en Valle Guerra y dos en Geneto; cinco en el término de Taganana; tres en Adeje; una en Santiago del Teide; seis en Tegueste; cuatro en Tejina; seis en Tacoronte; tres en El Sauzal; tres en La Matanza; tres en La Victoria; otras cuatro en Santa Ursula; una en El Tanque y hasta quince en el término municipaL de La Orotava y tres en el Puerto de La Cruz; cinco en Realejo Alto y otras cinco en Realejo Bajo; dos en San Juan de La Rambla; diez en el término de Icod de los Vinos; seis en Garachico y su contorno y una en Los Silos; ocho en el territorio de Buenavista; cuatro por el Valle de Santiago; tres en Adeje; cuatro entre Chasna y Vilaflor y otras cuatro en Granadilla y cuatro más por Arico; tres en Güimar y, en fin, tres más en el término de Candelaria, entre ellas la muy antigua de San Blas, "en la cueva donde estaba la santa imagen en tiempo de los infieles", con un total de ciento treinta y cuatro ermitas en toda la isla.

En la isla de La Palma, en Santa Cruz y sus alrededores hubo hasta diez ermitas, cuales las dos consecutivas de la Encarnación y las de San Miguel, San José, Santa Agueda, Santísimo Cristo del Planto, San Telmo, Santa Catalina Mártir, San Francisco Javier y San Sebastián; seis en la zona de Breña Alta y tres en la Breña Baja; una en Mazo y una en El Hoyo; una en Lomo Oscuro y una en Fuencaliente, una en Los Llanos de Aridane y tres en El Paso; dos en Tazacorte; dos en Garafía; dos en San Andrés y Sauces; una en Los Galguitos; una en Las Lomadas; una en el Barranco del Agua y dos más, una de ellas luego convento, ya desaparecidas; una en Tijarafe; una en Puntallana; dos en el término de La Galga; una en Barlovento y tres por la zona de Las Nieves, sumando hasta cuarenta ermitas..

En la villa de San Sebastián de La Gomera y sus aledaños hubo hasta cuatro ermitas, las de San Sebastián, San Telmo, Santa Ana y San Antonio por el barranco; una en Jerdime; una en Punta Llana; una en Tejiade; una en Alajeró y otra por el Valle de Santiago; dos en Arure y otras dos en Chipude; una en el Valle de Hermigua y otra en el Valle Alto del mismo término y otra en Los Gomeros; una en Agulo; una en Vallehermo­so; una en el Barranco de Ingenio y otra entre Tazo y Cababria y otra más por tierras de Arguamul, lo que sumó hasta veintiuna ermitas y oratorios.

En la isla de el Hierro se citaron en el pasado hasta diez ermitas, pero hubo y hay más. En Valverde localizadas cuatro que son las de San Sebastián, de Santiago, de Santa Catalina y de San Lázaro; en Frontera una; una en Altamayote; una en Puerto de La Estaca; una en El Mocanal y otra en El Pinar; dos en El Golfo; una en Azofa y una en La Dehesa y tres más, haciendo la suma de trece ermitas en la isla.

En Lanzarote, en Arrecife o El Puerto la de San Ginés, la de la Vera Cruz y la de San Rafael Arcángel en las afueras de la villa; dos en Femés y otra en Yaiza; una en Tías; una en Tinajo y otra en el Paraje de Yuco; dos en Teguise; dos en Teseguite, una en Tao y otra más en Tiagua; dos en Soo; una en La Caleta; dos en Haría y una en Famara; una en Los Valles y las de San Salvador y San Bartolomé y dos más, que sumaron un total de veintidos.

En la isla de Fuerteventura hubo bastantes ermitas, ya desapareci­das algunas de ellas. En el antiguo Puerto Cabras, hoy Puerto del Rosario y por sus contornos hubo ermitas como la localizada en Ampuyenta dedicada a San Pedro de Alcántara, la de San Andrés en Tetir, la de la Concepción, la de San Agustín en Tefía y una en La Matilla. Y dos en Pájara; una en Tuineje; una en El Valle; dos en Betancuria y dos en Valle Rio Palmas; una en Antigua; una en Triquivi­jaste; una en Las Pocetas; una en Valles de Ortega y otra en Agua de Bueyes; una en La Oliva y una en Vallebrón; una en Tindaya; una en Lajares; una en Corralejos y dos más, una de ellas desaparecida ya; una en el Valle de Santa Inés y la dedicada a Nuestra Señora de Candelaria y hasta cuatro más, en un total de veinticin­co ermitas distribuidas por la isla.

De las ochenta y tres que Viera atribuye a la isla de Gran Canaria, el autor anónimo de un manuscrito de mediados del siglo XIX que trata sobre la situación eclesiástica en esta isla y que, en lo concerniente a las susodichas ermitas copia casi literal­mente al indicado autor, informa en términos bastante genéricos que solo hay ochenta y dos, señalando once en el perímetro de Las Palmas y seis en sus aledaños.

En el "Diccionario..." de Madoz que se componía alrededor del año de 1845 se detallan las ermitas de Las Palmas de Gran Canaria de la forma siguiente: "Hay 10 dentro de la c. denominadas de San Antonio Abad, Espíritu Santo, Los Reyes, Santos Justo y Pastor, San Telmo, San Nicolás, San Roque, San Juan, San Lázaro y San Martín y 8 fuera tituladas San Cristóbal, San José, Santa Catalina, Ntra. Sra. de La Luz, de La Asunción, La Concepción de Salvago, San Francisco de Paula y Santa María la Blanca (o de Las Nieves, como se la solía conocer también). Parece ser que hubo asimismo la de La Concepción Pura de Santa María y las de San Sebastián y de Las Angustias así como la de La Vera Cruz. Y repartidas por el resto de Gran Canaria, seis en Telde, cuatro en Agüimes, tres en Tirajana, una en Agaete, seis en Gáldar, cinco en Guía, dos en Moya, cuatro en Teror, seis en la Vega de San Mateo, cuatro en San Lorenzo, seis en Firgas y una en Santa Brígida, quedando sin especificar las restantes quince.

ALGUNAS CALLES Y CALLEJONES PALMENSES QUE COMIENZAN POR “V”

textos de Carlos Platero Fernandez





VACAGUARE

Es una calle localizada en el Distrito V, La Isleta, por el centro de la Barriada del mismo nombre.

¡Vacaguare!, con el significado de "¡Me quiero morir!", en el lenguaje indígena benahoarita de la isla de La Palma, era la fata­lista despedida de este mundo de los aborígenes, sobre todos los ancianos, que, se dice, se recluían en unas cuevas que se tapiaban y allí melancólicamente se dejaban morir.



VALENCIA
Calle en el Distrito III, Arenales, en la barriada de Las Alcaravaneras.

Valencia es una región histórica española, hoy Comunidad Autó­noma del país Valenciano, de unos 23.305 km2 de extensión, que comprende gran parte del levante peninsular.

La población de la región costera y de parte de las tierras altas del Maestrazgo habla el valenciano que tiene muchas concomi­tancias con el catalán. Además de su capital, otras ciudades impor­tantes son Sagunto, Sueca, Alcira, Carcagente, Albaida, Játiva, Cullera, Carlet, etc. Riquísi­mas huertas en las cuencas del Turia y del Júcar, industria muy desarrolla­da y activo comercio. Mucho turismo.

La capital Valencia es la tercera ciudad española por su pobla­ción. con variada industria agrícola, químico-farmacéutica, de maquinaria, de construcción naval, etc. Monumentos las Torres de Serrano y puertas de Quart, la Catedral con el campanario "el Miquelet", la Lonja gótica, etc.

Fundada por los romanos sobre una población ibérica, cabeza de un reino de taifas, conquistada por el Cid que la poseyó desde 1094 a 1102 y definitivamente reconquistada por Jaime I en 1238, que la repobló con catalanes de Lérida y Tarragona, los cuales aportaron su lengua. Gran apogeo en el siglo XV bajo Alfonso V con floreci­miento económico e intelec­tual. Durante la primera República se erigió en cantón independiente en 1873, aunque el movimiento fue sofocado con rapidez. Gran resurgimiento y desarrollo económico a partir del último tercio del siglo XIX.



VALENTINA LA SABINOSA
Callejón localizado en el Distrito I de Vegueta, por la parte más alta de la ladera en la Barriada de San José.

Folclorista natural de La Sabinosa, en la isla del Hierro, no hace muchos años fallecida, animadora constante durante sus luengos años de vida, de mantener vivas las tradiciones folclóricas de su tierra; a la que se le pudo ver siempre percutiendo una tambora y cantando con típico sonsonete los romances de la isla, dando colo­rido y animación a cuanta participación festera típica pudiese.



VALPARAISO
Calle en el Distrito IV, de Santa Catalina, Barriada de Guanarte­me.

Valparaiso es una ciudad de Chile, capital de la provincia homó­nima, la segunda en importancia del país y su puerto principal. Industria variada­.Exporta­ción activa. Universidad industrial y Escuela naval.

Fundada en 1544 por el conquistador y explorador español Pedro de Valdivia.



VALSENDERO
Es una calle localizada en el Distrito V, La Isleta, por la Barriada del mismo nombre.

Valsendero es un topónimo en Gran Canaria, en el término munici­pal de Vallese­co y se refiere a un pequeño núcleo de viviendas en las laderas del Barranco de la Virgen que allí se inicia.



VALLADOLID
Calle en el Distrito I de Vegueta, por la Barriada de Pedro Hidalgo.

Valladolid son una provincia de 8.200 km2 de extensión y su capital homónima de la Comunidad Autonómica de Castilla-León, en el centro de la meseta norte de España. Segundo centro industrial de la llamada España interior: química, automovilística, textil, papelera y de aluminio. Obispado. Catedral. Universidad. Conjunto monumental.

De probable origen árabe, hasta la baja Edad Media no adquirió verdade­ro relieve. En los siglos XV y XVI fue con frecuencia sede de las Cortes Castellanas y residencia real. Durante el reinado de los Reyes Católicos fue centro del Renacimiento español



VALLE INCLAN

Calle localizada en el Distrito VII, Escaleritas, en la Barriada del mismo nombre.

Ramón María del Valle Inclán (1866 - 1936) fue un novelista español nacido en Villanueva de Arosa, Pontevedra.

En su copiosa producción literaria se distinguen dos estilos; en el primero, típicamente modernista, acentúa la nota melancólica y señorial, asi como los colores esfumados y la musicalidad cadencio­sa; en el segundo dominan los rasgos satíricos y caricaturescos, el colorido chillón.

Entre las novelas de Valle Inclán destacan las cuatro "Sonatas" de Primavera, Estío, Otoño e Invierno, "Flor de santidad", "Come­dias bárba­ras", "La guerra carlista", "El ruedo ibérico", "Tirano Bande­ras", etc. Y entre sus obras teatra­les, "Voces de gesta", "Divinas palabras”, "El Marqués de Bradomín", "Farsa y licencia de la reina castiza" y "Esperpentos" y entre sus libros de versos "Aromas de leyenda", "El pasajero" y "La pipa de Kif".

Valle Inclán fue ante todo un gran estilista pues así lo confirma la exquisita belleza de su decorativa prosa modernista y el garbo y la gracia expresiva de sus posteriores cuadros satíricos.



VASCO DE GAMA

Calle localizada en el Distrito V, La Isleta, en la barriada del mismo nombre.

Vasco de Gama (1469 - 1524) fue un navegante y explorador portugués que en 1497 , llevando como piloto al castellano Bartolomé Díaz dobló con sus tres naves y una barcaza por primera vez el cabo de Buena Esperanza al sur del continen­te africa­no. Con el piloto Díaz al frente de la flotilla recorrió Mozambi­que y Mombasa hasta llegar a Melinde y luego, dirigiéndole pilotos árabes llegó a Calicut, en la India por el año de 1498, quedando de este modo abierta la ruta marítima directa a aquel país.

Vasco de Gama murió siendo virrey de la India portuguesa. Fue el protagonis­ta de "Os Lusiadas" del poeta Camoens.



VEINTIDOS DE MAYO DE 1986.

Esta calle localizada en el Distrito V de La Isleta, por la Barriada homónima, se estuvo denominando "Lazareto", con referencia al Lazareto sanitario que hubo por los alrededores.

Se le cambió por el de "Veintidos de mayo de 1986" como homenaje póstumo a cuatro bomberos que fallecieron en acto de servicio en un trágico accidente acaecido en la indicada fecha en las inmediaciones del lugar y que fueron José Juan Medina Domín­guez, Enrique González Crespo, Juan José Llamas Mateo y José Manuel Pérez Hernández.



VEINTINUEVE DE ABRIL

Calle localizada en el Distrito IV de Santa Catalina, por la Barriada del mismo nombre.

Dijo Carlos Navarro Ruiz en una Trigésima Propuesta que en su día hizo al Ayuntamiento como justificación de tal rotulación, que "El 29 de Abril de 1483 es día señalado para Gran Canaria porque en él las tropas de Pedro de Vera elevaron el Pendón de la Conquista, quedando la isla bajo el poder de los Reyes Católicos. Fecha memo­rable que olvida los hechos sangrientos ocurridos en uno y otro bando y deja la estela luminosa del progreso y de la civilización".



VEINTISIETE
En el Distrito II, de Triana, es este uno de los varios típicos callejo­nes que conforman la singular red viaria peatonal de la carismática Barriada de San Nicolás.



VELARDE
Calle localizada en el Distrito IV de Santa Catalina, por la Barriada de Guanarteme.

Pedro Velarde (1779 - 1808), fue un capitán de artillería espa­ñol, héroe con Daoíz de la jornada del Dos de Mayo de 1808 en Madrid con lo que dió comienzo nuestra Guerra de la Independencia.



VELÁZQUEZ
Calle localizada en el Distrito III de Arenales, por la Barriada de la Ciudad Jardín.

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (1599 - 1660), pintor español, uno de los artistas más grandes de todos los tiempos.

Empezó sus estudios de pintura en Sevilla, pasó a Madrid en 1622 y al año siguiente fue nombrado pintor de Corte. Era la época de os retratos y de "Los borrachos". Viajó a Italia y pintó "La fragua de Vulcano". Volvió a Madrid y pintó uno de sus más destacados cua­dros: "La rendición de Breda", así como en "Cristo de San Plácido" y numerosos retratos de personajes cortesanos. Retorno a Italia de 1648 a 1681 y pintó el famoso retrato de Inocencio X. De vuelta a España produjo grandes obras cuales "Las Meninas", "Las hilanderas" y "La coronación de la Virgen"

Se ha dicho de Velázquez que su pintura representa la protesta del realismo frente al abrumador conceptismo a que habían llegado los maestros italianos del Renacimiento.





VENEGAS
Con respecto a la nominación de esta calle que se encuentra en el Distrito III, Arenales, Barriada de Canalejas, el paladín de la rotulación correcta de las calles de Las Palmas, Carlos Navarro Ruiz contó en 1939 que,...” en tiempos no muy lejanos se propuso al Ayuntamien­to de Las Palmas por un Señor Concejal en plena sesión variar el nombre de la calle de Venegas, ignorando seguramente que el teniente Alonso de Venegas, a quién está dedicada, fue en la invasión holandesa el valiente defensor del Castillo de Santa Ana, situado en el Muelle de Las Palmas y en mal hora desaparecido y que al llegar el momento de faltarle balas, metralla y municiones mandó cerrar las puertas del castillo y con las llaves y lo demás que pudo conseguir cargó uno de los cañones e hizo su último disparo, esperando luego el auxilio de sus compañeros. Para que este caso no se repita es conveniente denominar la calle "Capitán Venegas". Lo que no se hizo.



VENEGUERA
Calle localizada en el Distrito V, La Isleta, por la Barriada del mismo nombre.

La Veneguera es un topónimo conocido en Gran Canaria, uno en el término municipal de Valleseco que señala una depresión del terreno y abundante en el municipio de Mogán, por la costa

como barranco, playa, depresión del terreno, pequeño asentamiento, etc. Como vocablo, es de origen incierto.



VENEZUELA
Calle localizada en el Distrito IV de Santa Catalina, por la Barriada de Guanarteme.

Venezuela es un Estado de Sudamérica al nordeste del continente, junto al mar Caribe, de una extensión de 912.050 km2.

El territorio comprende tres regiones muy diferenciadas siendo la primera, montañosa, al norte y oeste; rama andina formada por la Sierra de Perijá y una gran cadena de montañas. La segunda es la Región de los Llanos, en el centro, llanura que se extiende desde los plegamientos andinos y costeros hasta las márgenes del río Orinoco. Y la tercera la Guayana venezolana, al sur; conjunto de sierras y altiplanicies en parte aún desconocidas, tierras cubier­tas por selva virgen o sabana, según la altura.

El río Orinoco, el mayor del país, recoge en Venezuela varios afluentes cuales el Apure, Arauca, Caroni y Caura. Predomina la vegetación de sabana y selva ecuatorial.

Aunque no es ya un país subdesarrollado a causa de su riqueza petrolífera por lo que se la considera el 3º país productor, por la desigual distribu­ción de la renta conserva muchas de las caracte­rísti­cas del subdesarrollo. El 90 % de las exportaciones correspon­de al petróleo.

Su capital es Caracas, con más de 2.500.000 habitantes.

Políticamente Venezuela está constituido como República federal de tipo presidencial.

Existen testimonios de presencia humana en el territorio venezo­lano a partir de 15.000 años a.C. La conquista española se centró en las islas de Cubagua fundando Nueva Cádiz y Margarita y en Cumaná que se llamó Nueva Córdoba.

Después de la fundación de Santiago de León de Caracas en 1567 la colonización tuvo allí su punto de partida. La fundación de la Universidad de Caracas en 1725 dió impulso a la evolución cultural del país, que más tarde cristalizaría en la obra eminente de Andrés bello y Simón Rodríguez. Tras diversos intentos indepen­dientes, se produjo el derrocamiento del capitán general por una sublevación dirigida por el Cabildo de caracas el 19 de abril de 1810. Sin embargo, la acción militar española logró resta­blecer su dominio sobre el territorio en julio de 1812. Una nueva revolu­ción fue comandada por Simón Bolívar quien logró conquistar Caracas el 6 de agosto de 1813. Más adelante el Congreso aprobó la fundación de la Gran República de Colombia en diciembre de 1819. Tras la muerte de Bolívar en 1830 el general Páez ejerció el poder hasta 1848. Tras la guerra Federal de 1859 a 1863, que terminó con el triunfo de los federalistas se sancionó la Constitu­ción de 1864 que es la que hoy rige.



VENUS

Es un pequeño callejón en el Distrito II de Triana, por la Barriada de San Lázaro.

Es el nombre latino de Afrodita, diosa de la belleza, del amor, de la genera­ción y de la vida.

En astronomía Venus es el segundo de los grandes planetas por su proximi­dad al Sol, de volumen ligeramente inferior al de la Tierra. De brillo muy intenso, siempre es visible antes de la salida y después del ocaso del Sol, por lo que se le conoce como el "lucero matutino" y lucero vespertino" respectivamente.



VERDI
Calle localizada en el Distrito VII de Escaleritas, por la Urbaniza­ción Industrial de Las Torres.

Giuseppe Verdi nació en Roncole, Parma el 10 de octubre de 1813 y murió en Milán el 27 de enero de 1901.

La primera obra que escribió Verdi fue "Oberto", en 1839, estre­nada en el Scala de Milán. Continuó escribiendo y estrenando óperas que valoraban poco la reputación del autor, hasta que apareció "Rigolet­to", que fue el que encabezó el libro de su fama; fue estrenada en Milán con gran éxito. Y le siguieron "Il Trovato­re" y "La Traviata" con igual fortuna y, a ellas "Un ballo en maschera", "La forza del destino" y "Don Carlos" en la que se inicia una evolución en el estilo del compositor, notándose más aún en "Aida", ópera estrenada en El Cairo con éxito ruidosísimo, que fue en aumento al estrenarse luego en Milán. en ella y, sobre todo en las que la siguieron, se nota la influencia wagneriana, ganado en procedimientos armónicos y en composición. "Otelo" en 1887 y "Falstaff" en 1892 fueron las últimas operas que compuso Verdi, aunque compuso asimismo un famoso "Requiem" y cuatro "peezzi sa­cri"; un nocturno; un cuarteto para instru­men­tos de arco; algunas romanzas, etc.



VERGARA
Calle localizada en el Distrito IV, Santa Catalina, Barrio de Guanar­teme.

El motivo de la rotulación con el nombre de Vergara, ya lo expuso Carlos Navarro Ruíz en su Propuesta Setenta y Siete al Ayuntamiento capitalino y que firmaba por el año de 1943, aunque se estaba refiriendo a otra calle y no a la actual.

"El consabido "abrazo de Vergara" tan beneficioso para España, consig­nado en la revuelta historia de aquellos tiempos, dió renom­bre a este pueblo, a Don Baldomero Espartero el título de Príncipe de Vergara otorgado por el Rey Don Amadeo, y en Las Palmas se recuerda hecho de tanta trascen­dencia con su nombre en la calle del distrito de Triana, sector de San Bernardo." Efectivamente, Vergara es una villa española en la provincia de Guipuz­coa, en el País Vasco.



VEROL
Calle localizada en el Distrito VII de Escaleritas, por la Urba­niza­ción Industrial de Las Torres.

El verol, más comúnmente escrito "berol" es el nombre de diferen­tes especies de crasuláceas y de compuestas, con hojas carnosas. Suelen crecer en los tejados de las casas.



VERONICA
Calle localizada en el Distrito V de La Isleta, por la Urbaniza­ción de Las Coloradas.

La verónica es una planta escrofulariácea, de flores azules en espigas axila­res, propia de bosques secos; usada contra los cata­rros.

Verónica fue una matrona de Jerusalén que, según la tradición, limpió el rostro sudoroso de Jesucristo cuando éste se dirigía al Calvario. Aunque no ha sido canonizada por la Iglesia, se la conme­mora el 27 de febrero.



VERONA
Una de las estrechas calles que se localizan en el Distrito II de Triana, por el Risco de San Lázaro.

Verona es un apellido bastante corriente actualmente en las islas, oriundo de la italiana localidad homónima, al que se le considera de nuevo origen canario al haberse establecido en este archipiélago en los pasados siglos.



VICENTE ALEIXANDRE

Calle localizada en el Distrito VII de Escaleritas, por la zona barrial denominada de Altavista.

Vicente Aleixandre (1898 - 1984), poeta lírico español de la generación de García Lorca. La crítica ha destacado de este autor que fué miembro de la Real Academia de la Lengua y recibió el Premio Nobel de Literatura en 1977, por su apasionada violencia de tipo romántico y gusto por la metáfora y la imagen visionaria.

Publicó numerosas obras entre las que destacan "Ámbito", "Espadas como labios", "La destrucción o el amor", "Historia del corazón", "Sombra del Paraíso", "En un basto dominio", "Poemas de la consuma­ción”, "Diálogo del conocimiento", etc.



VICTOR DORESTE
Calle en el Distrito VII de Escaleritas, en la Barriada homóni­ma.

Victor Doreste Grande nació en Las Palmas en el año 1902. Era hijo del funcio­nario de la administración, secretario de Juzgado Domingo Doreste y Rodríguez que, como literato y periodista se firmó siempre con el seudónimo de "Fray Lesco".

Debido a la profesión de su padre, Victor de niño vivió algún tiempo en La Península, concretamente en Salamanca. De regreso a Las Palmas, a la edad de 17 años compuso la música o, al menos puso ilustraciones musicales originales suyas para el estreno del poema dramático "La Llanura", versión sobre la obra del mismo título del poeta canario Alonso Quesada.

Luego, de jóven, en el período de entre guerras viajó por Alema­nia, llegando a prestar su voz como locutor en alguna emisora de radio berlinesa y estudiando piano en la ciudad de Leipzig, colabo­ran­do de manera esporádi­ca en la prensa insular del momento, en la que se le publicarían algunos artículos de marcado carácter humo­rístico y escribiendo por aquellas fechas y editando en 1937 una obra en alemán, catalogada como didáctica-cabalisti­ca que tituló "Einfürwas in die spanische sprache".

Otra vez en su tierra natal, además de colaborar en la prensa local con esporádicos artículos de evidente vena humorística, compuso y estrenó la zarzuela de ambiente costumbrista canario "La Zahorina" sobre un libreto original de "Fray Lesco", su padre. Y escribió y estrenó las obras teatra­les "Una limonada para el señor" y la por aquel entonces muy celebrada "Ven aquí, vino tintillo", que se habría de reponer una y otra vez, con crecien­te éxito popu­lar y de crítica. En el año de 1945 dió a la luz pública su celebé­rrima obra "Faycán", novela en la que los protagonistas son los ocho perros estáticos de la Plaza de Santa Ana que filosofan y pululan por el hoy ya desapare­cido o tragado por el cemento del progreso barranco Guini­guada. También publicó en 1949 el poemario "Once sonetos" en los que destacan un "soneto a mi madre" y "roman­ce de Pancho Marrero". Y en 1965 el que sería su postrero libro que tituló "Narraciones canarias" y se componía de recuerdos de niñez y juventud.

Este poeta y dramaturgo canario, por lo demás polifacético pues fue ensayista, novelista, compositor, músico, guitarrista, pintor y dibujante, con gran agudeza de ingenio y originales decires, fue considerado en su tiempo como el último bohemio canario, que tuvo su cátedra vivencial más popular en el "Café Polo" ubicado sobre el historiado y hoy también desaparecido Puente de Palo o de López Botas que unió en el pasado los barrios de Vegueta y Triana.

El intelectual grancanario Victor Doreste falleció en Las Palmas de Gran Canaria el 28 de noviembre de 1966.



VICTOR HUGO

Calle localizada en el Distrito III de Arenales, por la Barriada de Las Alcaravaneras.

Victor Hugo (1082 - 1885), escritor francés que nació en Besan­zón.

Poeta clásico en sus principios, adoptó posteriormente los metros románticos, que se reflejó en sus obras "Odas", "Baladas". "Las Orienta­les", "Las hojas de otoño", "Los cantos del crepúscu­lo", "Los castigos", "Contemplaciones", "La leyenda de los siglos", "Las voces interiores", etc. Cultivó el teatro con "Cromwell", "Hernani", "Ruy Blas", "Los Burgraves", "Marlon Delorme", "María Tudor", etc. Y escribió las novelas "Los misera­bles", "Nuestra Señora de París" y "Los trabajadores del mar".



VICTOR PÉREZ
Calle localizada en el Distrito II de Triana, por la Barriada de San Roque.



VIERA Y CLAVIJO

Calle localizada en el Distrito II de Triana y zona barrial homónima.

José de Viera y Clavijo nació en Realejo Alto, Tenerife en 1731 y falleció en Las Palmas en 1813. Sacerdote, historiador, polígrafo y académico de la Historia. Viera y Clavijo estudió en el convento de los dominicos del Puerto de La Cruz, consagrándose de sacerdote y en 1757 pasó a residir en La Laguna, donde su fama de orador sagrado y escritor le permitió un lugar destacado en la tertulia del marqués de Villanue­va del Prado, Tomás de Nava Grimón, de gran influencia innovadora en la cultura tinerfeña. A finales del año 1770 pasó el erudito sacerdote a Madrid con objeto de publicar su Historia de Canarias y entro como ayo del marqués del Viso, hijo del marqués de Santa Cruz, en cuya casa estuvo unos catorce años y viajó por Europa con su valedor, viajes que dejó reflejados en sus "Escritos".

A finales de 1784 pasó a residir en Las Palmas a ocupar el arcedianato de Fuerteventura en la Catedral. Desde entonces, vi­vien­do en una de las principales casas de la Plaza de Santa Ana, dedicado de lleno a los estudios de ciencia y botánica que alterna­ba con otras aficiones de su espíritu enciclopédico y racionalista pasó el resto de su vida en Gran Canaria.

Con ser toda ella interesante, destacan en la obra literaria de este culto sacerdote su valiosa aportación a la historia del Archipiélago "Noticias de la Historia de Canarias" que vio la luz pública por primera vez en varios volúmenes entre los años de 1772 y 1783, que ha sido reedita­da varias reces, así como su "Dicciona­rio de Historia Natural de las Islas Canarias", editado por primera vez en Las Palmas en 1866. Sin embargo su obra poética, de la que él se sentía muy orgulloso, se ha dicho que se resiente del pro­saísmo de la época, que le llevó a escribir un poema sobre los "Aires fijos". Dejó escritas numerosas memorias sobre temas diver­sos, algunas todavía inéditas.



VIGILANTE GARCIA CABELLO
Calle localizada en el Distrito III de Arenales, por la Barriada de Fincas Unidas.

Miguel García Cabello, funcionario municipal como componente de la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria, murió en el cumpli­miento de su deber, en acto de servicio, asesinado el día 5 de enero de 1979 junto al Paseo de Las Canteras, concediéndosele a título póstumo y años más tarde la Medalla de Plata de la ciudad.



VILLA ZARAUZ
Calle localizada en el Distrito I de Vegueta, por el Polígono de San José- San Cristóbal.

Zarauz es un municipio de la provincia de Guipúzcoa en el País Vasco, en la zona cantábrica, a unos 26 km al suroeste de la ciudad de San Sebastián. Su principal monumento es el Palacio Narros, tipo de vivienda señorial de principios del siglo XV y la Torre Lucea, casa medieval gótica del mismo siglo. Es un centro turístico.

El municipio produce cereales y legumbres, ganado vacuno, pesca y tiene industrias metalúrgicas y alimentarias y manufacturas de la madera.



VILLAVICENCIO

La calle de Villavicencio en el Distrito II de Triana, se estuvo conociendo durante mucho tiempo como la de "El Diablito" o "Diabli­llo"; y antes lo fue "de Baltasar Núñez", nombre del personaje que en ella tuvo su morada y que fue, según se deduce de algún documen­to de la época, uno de los pasantes que trabajaron en la Escribanía de Cristóbal de San Clemente, a mediados del siglo XVI.

En el callejero que aparece como Apéndice nº 1 en unas "Ordenan­zas Municipa­les" publicadas en Las Palmas en 1887, todavía figura en el Distrito de San telmo, barrio de San bernardo, la calle Diablito, clasifi­cada allí como de tercer orden, puesto que mide menos de seis metros "de latitud". Sin embargo si se la reseña como de Villavicencio en la siguiente clasificación callejera también efectuada por el Ayuntamiento entre los años de 1900 y 1901.

Dice al respecto Carlos Navarro Ruiz por el año de 1939,..."hoy dedicada al farmacéutico don Manuel López Villavicencio que trajo a Gran Canaria la cochini­lla, insecto que se cría en los nopales produciendo inmensos beneficios y progresivo desarrollo agrícola, con aumento de la riqueza del país". Y añade que,..."el nombre a que me vengo refiriendo debe ser variado para evitar confu­siones por el de "López Villavicencio".

Manuel Fernando López de Villavicencio nació en La Laguna el 6 de noviembre de 1784 y falleció en la ciudad de Las Palmas, a donde se había trasladado a vivir contando 33 años de edad, en 1874.

Boticario de profesión, además de dedicarse asimismo a la expe­ri­menta­ción de aclimatación y cultivo de la cochinilla en Canarias fue regidor del ayuntamiento capitalino en 1836 con el alcalde Manuel Verdugo y en 1839 con el alcalde primero Leonardo Sánchez y vivió casi toda su vida en la calle del Pilar del Perro o de Los Mayorazgos, en el número 1.



VIOLETA
Calle localizada en el Distrito VII de Escaleritas, en la Urbani­za­ción Indus­trial de Las Torres.

La violeta es una planta de la familia de las violáceas, con tallo rastrero y flores espolonadas de color morado claro, alguna vez blancas; se cultiva en jardines y la infusión de sus flores se usa como pectoral y sudorífica.

Se dice así también de una sustancia colorante de tinte viola­do.



VIRGEN DE BEGOÑA

Calle localizada en el Distrito VI de Schamann, por la Barriada del mismo nombre.

Begoña es un nombre de origen vasco muy popular, compuesto de "Beg-oin-a", que significa "lugar del cerro dominante", aplicado a la situación topográfica del santuario de la Virgen correspon­dien­te.

En el antiguo ayuntamiento de Begoña, agregado al de Bilbao entre 1920 y 1930, se alza, originada en una ermita del siglo XIV, la basílica de este nombre que fue construida por Sancho Martínez de Asego en el año 1519, con tres naves de estilo gótico final. Su portada principal es de transición del renacimiento, y en ella se conserva una imagen gótica de la Virgen de Begoña, de los siglos XIII o XIV



VIRGEN DE FATIMA
Calle localizada en el Distrito VI de Schamann, por la Barriada del mismo nombre.

Fátima es nombre árabe con el significado de "doncella", por "falta", "joven", extendido en Europa desde las apariciones de la Virgen, en la localidad homónima, junto a Leiría, Extremadura, en Portugal. Las aparicio­nes tuvieron lugar el día 13 del mes, desde mayo hasta octubre de 1917 a los tres pastorcitos Lucía, Francisco y Jacinta.

La fiesta onomástica el 13 de mayo.



VIRGEN DE GUADALUPE
Calle localizada en el Distrito VI de Schamann, por la Barriada del mismo nombre.

La Virgen de Guadalupe es una imagen de gran popularidad venera­da en Cáceres, que en 1330 la halló Gil Cordero de Santa María. La devoción pasó a México con hernán Cortés. Pero el santuario mexica­no en Guadalupe Hidalgo, tiene su origen en las apariciones de la Virgen al indio Juan Diego en 1531. Como sello de su voluntad de que se construyera el templo florecieron los rosales el 12 de diciembre, y en la capa con que el indio recogió las flores para mostrarlas al obispo fray Juan de Zumárraga apareció reproducida la efigie de la Virgen, que es la patrona de México.

Se conmemora el 12 de diciembre.



VIRGEN DE LA MACARENA
Calle localizada en el Distrito VI de Schamann, por la barriada de su nombre.

Es una advocación a la Virgen maría muy popular en sevilla, alusi­va a un barrio cuyo nombre procede de un antiguo edificio proba­blemente relaciona­do con un viejo santo de la tradición hispalense, san Macario, anacoreta martirizado en Sevilla a finales del siglo III.

Su fiesta es el 15 de enero.



VIRGEN DE LA CANDELARIA
Calle localizada en el Distrito VI de Schamann, en la Barriada del mismo nombre.

Según las tradiciones más antiguas, a finales del siglo XIV apareció en el litoral de la isla tinerfeña todavía sin conquis­tar, por Chimisay, una imagen de la Virgen, portada milagrosamen­te por las olas del mar. Aparte de unos hechos milagrosos acaecidos con los pastores guanches que la descu­brieron, el caso es que el mencey de Güimar la llevó a una cueva habitación que engalanó con pieles y en donde permaneció por más de medio siglo, venerada por los guan­ches, sin saber quien era. Ya a finales del siglo XV la veneraron en la cueva de Achbinico que luego se conoció como la Cueva de San Blas y que fue así el primer templo cristiano de Tenerife. Por unas candelas ­como de cera que aparecían alrededor de la imagen se le acabó llamando de la Candelaria.

En 1526, por orden del adelantado Alonso Fernández de Lugo se edificó el primitivo santuario para acoger a Nuestra Señora de la Candelaria, al cuidado de los padres dominicos. Ya en 1803 se edificó el convento adyacen­te a la basílica. La primitiva y venera­da imagen desapareció en una fuerte tormenta en el año 1826, pero pudo ser reproducida con bastante fidelidad en 1827 por el escultor Fernando Estévez.

Su fiesta se celebra el día 2 de febrero.



VIRGEN DE LA PALOMA

Calle localizada en el Distrito VI de Schamann, por la Barriada del mismo nombre.

Paloma es nombre alegórico de la dulzura y suavidad femeninas, aplicado por ello a una de las muchas advocaciones marianas.

La fiesta onomástica de la Virgen de la Paloma se celebra el día 31 de diciem­bre.



VIRGEN DE LA PEÑA
Calle localizada en el Distrito VI de Schamann, en la Barriada de su nombre.

En Fuerteventura, cerca del paraje conocido como la Vega de Río Palmas se alza la antigua ermita en la que se venera la Virgen de la Peña, patrona de la isla. Según la tradicional y arraigada leyenda local, la imagen tallada en alabastro de la Virgen la trajo Juan de Bethencourt al inicio de la conquista de la isla en 1404 y que, desaparecida durante mucho tiempo, se apareció de forma mila­grosa por los años de 1440 a 1450 a los frailes del convento fran­ciscano de Betancuria, siendo su prior el famoso fray Diego de Alcalá. Hoy en día se venera en un santuario de líneas clásicas con frontis labrado de cantería del país, levantado en el siglo XVIII.

Su fiesta se celebra el día 5 de agosto.



VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS
Calle localizada en el Distrito VI de Schamann, por la Barriada del mismo nombre.

Es una advocación granadina de la Virgen María, Nuestra Señora de las Angus­tias, alusiva a la aflicción de María durante la Pasión de su hijo. Del latín "angustus", angosto, difícil. Es también sinónimo de Dolores.

Su onomástica se festeja el 15 de agosto.



VIRGEN DE LORETO

Calle localizada en el Distrito VI de Schamann, por la Barriada del mismo nombre.

Loreto es una ciudad italiana de las Marcas, Ancona, a 5 km del mar, en donde se encuentra un santuario de los siglos XV o XVI, que encierra la supuesta casa de la Virgen en Nazaret, transpor­tada, según tradición, por ministerio angélico, primero a Dalmacia y después allí, a Loreto por el año de 1294.

En España la Virgen de Loreto es la Patrona del Ejército del Aire. Y en Las Palmas de Gran Canaria una imagen de esta advocación se venera desde hace bastantes años en la iglesia de San Nicolás.

Su fiesta onomástica es el 10 de diciembre.



VIRGEN DE LOURDES
Calle localizada en el Distrito VI de Schamann, por la Barriada del mismo nombre.

La Virgen de Lourdes es una advocación mariana francesa, alusiva a las apari­ciones de la Virgen a la vidente Bernardette Soubirous en la localidad homónima por el año de 1858.

La forma original del topónimo es "Lorde", palabra vasca que significa "altura prolongada en pendiente".

Su fiesta onomástica se celebra el 11 de febrero.



VIRGEN DE LOS VOLCANES
Calle localizada en el Distrito VI de Schamann, en la Barriada de su mismo nombre.

El pueblo lanzaroteño de Tinajo es eminentemente volcánico con origen en volcán de Tinguatón y una historia de vulcanismo aureola­da de leyenda, condensada en la popular devoción a la Virgen de los Dolores que allí se conoce como la Virgen de los Volcanes por haber salvado al vecindario de la acción destructo­ra producida por las corrientes de lava de las Montañas Quemadas por el siglo XVIII. En su honor se levantó una ermita en el mismo supuesto lugar donde se notó la desviación de la candente corriente de la lava en aquellas aciagas jornadas.

En el retablo de la Virgen de Los Volcanes hay expuestos innume­ra­bles ex-votos que hablan elocuentemente de gracias, de mercedes, de milagros...

Su fiesta es el día 15 de septiembre.



VIRGEN DE MONTSERRAT
Calle localizada en el Distrito VI, Schamann, por la Barriada del mismo nombre.

El culto mariano en Montserrat, "el monte aserrado o en forma de sierra", tuvo su origen en la primitiva ermita pre-románica de Santa María, que el abad Oliba de Ripoll transformó en cenobio en el siglo XI y ya a finales del siguiente una nueva iglesia la sustituyó y sirvió de marco a la imagen de traza románica y com­prendida dentro de las "vírgenes negras" o muy morenas de la Virgen María, trasladada en el año de 1599 a la iglesia actual.

La noticia del culto que a María se tributaba en Montserrat se extendió más allá de las fronteras catalanas y, en tiempos de la casa de los Austria su devoción penetró en Europa. En América fue introdu­cido pronto por los descubrido­res y los misioneros.

Disturbios habidos por el año de 1835 provocaron la clausura del santua­rio, abierto nuevamente en 1844. La Virgen de Montse­rrat, "la moreneta" fue proclamada por el papa León XIII patrona de Cataluña.

Su onomástica es el 27 de abril.



VIRGEN DEL SAGRARIO
Calle localizada en el Distrito VI de Schamann, por la Barriada del mismo nombre.

Virgen del Sagrario es la advocación mariana del nombre femenino cristia­no místico, alusivo al receptáculo del Santísimo Sacramento, de "sacra­rium", sagrado.



VIRGO

Es uno de los callejones en el Distrito I de Vegueta por la Barriada de San Juan.

Virgo es la sexta constelación del Zodíaco, que el Sol recorre aparente­mente en el último tercio del verano. Su estrella principal es la Espiga.



VIRIATO
Calle localizada en el Distrito IV de Santa Catalina, por la Barriada de Guanarteme.

Viriato fue un caudillo lusitano que luchó victoriosamente contra los romanos de 147 a 139 a. C.

Era pastor y escapó de una matanza ordenada por el cónsul Galba, tras de lo cual acaudilló la rebelión de sus connacionales, pero acabó siendo asesinado a traición por dos de sus propios oficiales, vendidos al cónsul Cepión.



VOLUNTAD
Calle del Distrito VI, en la Ciudad Alta, barrio de Schamann.

Voluntad es el título de la comedia en tres actos y en prosa, estrenada el 20 de diciembre de 1895 en el Teatro Español de Ma­drid, escrita por el ya laureado autor canario Benito Pérez Galdós.